VALÈNCIA. El Mundial volvió 64 años después al país del fútbol por excelencia, al sitio donde es una religión, a la casa de la selección que más títulos mundiales tiene (la pentacampeona): a Brasil.
Fue el mundial del calor, del caos organizativo, de las ganas de Brasil, del fracaso de España defendiendo la corona, del riesgo de Van Gaal con los porteros en los penaltis, del "casi" de Messi con Argentina, de los goles vistosos de James Rodríguez, del "cooling break", de la Alemania de Joachim Low que adaptó y mejoró el modelo español de 2008 a 2012. Y sobre todo, fue el mundial del segundo maracanazo. Cuando nadie podía imaginar un dolor semejante por el inflingido por Schiaffino, Ghiggia, Obdulio Varela y compañía en el 50, el país de la alegría en el ADN, el de las playas, la samba, las "garotas" y el fútbol de ataque iba a vivir otro golpe de esos que nunca se podrá borrar por más que pasen los años. El 1-7 ante Alemania en las semifinales, aun hace brotar lágrimas de los ojos de los brasileños cuando se les recuerda la afrenta.
1-Otro Maracanazo
“La pena mayor por un crimen en Brasil es de treinta años de cárcel. Pero yo hace 43 años que yo pago por un crimen que no cometí”, dijo Moacir Barbosa en 1993. Barbosa fue el portero de la selección brasileña que perdió en 1950 ante Urugay en el partido final de la Copa del mundo que otorgó a los charrúas su segundo entorchado mundial. La frustración por dicha derrota llegó a producir tal dolor que hasta se llegaron a dar suicidios provocados por dicha derrota. Muchos de los integrantes de aquel equipo fueron repudiados y eran insultados por la calle por los aficionados que no les perdonaron jamás haberse dejado arrebatar el título en su propio templo, Maracaná, y ante los suyos.
Sesenta y cuatro años después, el "maracanazo" se iba a revivir corregido y aumentado. De hecho ni siquiera fue en Maracaná, pero que se le haya bautizado de esta manera lo ocurrido en Belo Horizonte, en el estadio Governador Magalhaes Pinto "Mineirao" es considerado una tragedia a la altura de lo ocurrido en 1950.
Recapitulemos: semifinales de la Copa del Mundo entre la anfitriona Brasil y Alemania. En sus respectivos grupos dos victorias y un empate. Primeros de grupo y en octavos Brasil lo pasa mal para eliminar por penaltis a Chile mientras que Alemania tampoco sale excesivamente airosa ganando en la prórroga 2-1 a Argelia. Para cuartos, los locales le ganan 2-1 a Colombia aunque dominando plácidamente el partido mientras que Alemania vuelve a sufrir para derrotar por 1-0 a una combativa Francia.
Nada hacía aventurar lo que ocurriría la tarde del 8 de julio en Belo Horizonte. Con un estadio a reventar y entregado a la "Canarinha" saltan ambos equipos buscando un hueco en la finalísima. A los 11 minutos llega el primer mazazo, Thomas Muller adelanta a los alemanes. Sin tiempo para digerirlo y en un abrir y cerrar de ojos, "Die Mannschaft" ha abierto en 18 minutos un abismo sonrojante, insondable y dramático 0-5.
Los rostros en la grada son de desesperación y llanto inconsolable. Un estadio absorto que ve como Alemania se apiada a partir del quinto gol y se dedica a reservarse para la final limitándose a rematar la faena a beneficio de inventario. Resultado final de la hecatombe: 1-7. La peor derrota de la historia de la selección brasileña de fútbol en cualquiera de las competiciones que haya disputado jamás.
El diario "Lance" tituló "La mayor humillación de la historia", La "Folha de Sao Paulo lo hizo con "Alemania humilla a Brasil", "Placar" escribió que "Alemania le da un baile a Brasil". Son algunas de las reacciones que se produjeron a una de las mayores goleadas conseguidas en la historia de esta competición. El hecho de que la encajara Brasil en casa como anfitrión le da una dimensión aún mayor sabiendo cómo viven el fútbol en aquel país.
Moacir Barbosa penó con el Maracanazo hasta el último de sus días. La pena de los goleados por Alemania sigue aún activa.
2-Mal rollito
La evidencia con el paso de los años dice que España gestionó muy mal su éxito. Fue víctima de la maldición del campeón (de la que hablaremos en nuestra próxima entrega que tratará del mundial de Rusia 2018) y se marchó para casa sin superar ni siquiera la fase de grupos.
El problema fue el excesivo respeto que Del Bosque le tuvo al núcleo central de futbolistas que consiguieron bajo sus órdenes el mundial del 2010 y la Euro de 2012. Con jugadores ya muy lejos de sus mejores versiones, el seleccionador español no pudo o no supo anteponer el criterio deportivo por encima de la brillante, pero pasada hoja de servicios de su núcleo duro.
Ello no sólo llevó a un ambiente excesivamente relajado, si no también enrarecido en algunos casos en los que las estrellas de 2010 tuvieron un hueco en la lista pero acabaron sin minutos en el mundial.
Este fue el caso de Iker Casillas. Tras una tensa etapa en su club en la que perdió la titularidad ante Diego López (primero con Mourinho y más tarde con Ancelotti en el banquillo, el capitán y uno de los héroes de la etapa más gloriosa de la selección fue convocado para el mundial de Brasil como guardameta junto a David De Gea y Pepe Reina. Sin embargo la inclusión de elementos "externos" al núcleo duro de 2008-2012 era mirada con mucho recelo por los pesos pesados de la selección que veían amenazado su status.
Casillas parte como titular y juega el primer encuentro en la que Holanda se toma la revancha de 4 años atrás y golea a España 5-1. Casillas estuvo desafortunado en -al menos- un par de goles de los orange, y aún así Del Bosque lo pone en el decisivo encuentro ante Chile que acaba con derrota y la eliminación del combinado español. Para el tercero e intrascendente partido, Del Bosque premia la trayectoria como internacional de Pepe Reina y le otorga la posibilidad de jugar ante Australia.
Ese hecho marcó un distanciamiento entre Del Bosque e Iker Casillas. Del Bosque, quien ya en su época como entrenador madridista apostó por César Sánchez por delante de Casillas quien ya era incluso internacional, dejó de contar poco a poco con el de Móstoles; no en sus listas, sí en los onces. A partir de ese momento sería un pujante entonces David De Gea quien le iría comiendo el terreno. Esta situación no gustó nada, hasta el punto que en la siguiente gran cita para la selección, este mal ambiente tuvo continuidad.
A tal punto llegó el deterioro de las relaciones entre Del Bosque y Casillas que el primero declaró abiertamente tras tener decidido que no seguiría como seleccionador (tras la euro de 2016): "El comportamiento de Iker con sus compañeros ha sido correcto, perfecto, pero con el cuerpo técnico, así, así... Me sabe mal que conmigo, con Javi (Miñano, preparador físico), con Toni (Grande, ayudante del seleccionador), no haya sido... El enfado ha sido con nosotros". Incluso el propio Del Bosque le envió mensaje de despedida a Iker al dejar el cargo: "A él no se lo he mandado. Más sincero no puedo ser. Él tampoco me ha dicho nada. Me sabe mal".
Queda bien claro que ni Del Bosque, ni la selección española supieron gestionar el éxito y murieron presos en él. Ganar un mundial tiene muchos aspectos positivos, pero hay que tener mucho aplomo para lidiar con todo lo que acarrea. España sigue buscando hacer un buen mundial tras Sudáfrica 2010.
3-Van Gaal, siempre innovador
De Louis Van Gaal se podrán decir muchas cosas, pero ninguna de ellas podrá ser vinculada a la intrascendencia o a la cobardía. El neerlandés protagonizó una de las decisiones más sonadas -en cuanto a técnicos se refiere- en el mundial de 2014.
Su selección ya estaba siendo una de las destacadas del campeonato y estaba en los cuartos de final del campeonato para jugarse ante Costa Rica un puesto en las semis ante la Argentina de Leo Messi que ya esperaba rival. El encuentro acabó 0-0 con lo que fue necesario jugarse un tiempo suplementario, en el que tampoco llegaron los goles.
Fue entonces cuando se dio el hecho en cuestión. En una decisión sin precedentes en la historia de los mundiales, Louis Van Gaal decidió cambiar de portero en el último minuto de la prórroga. Jasper Cillessen, titular indiscutible hasta ese momento en todos los encuentros del campeonato observa atónito desde la meta como Tim Krul (un discreto guardameta del Newcastle de la Premier inglesa), se pone la camiseta y los guantes y espera en la banda al lado del cuarto árbitro quien ya tiene la orden de anunciar la sustitución.
La permuta bajo los palos se realiza y Krul es el portero elegido Van Gaal de manera específica para afrontar la tanda de lanzamientos desde el punto de penalti que valía una semifinal mundialista. La jugada le salió redonda.
Krul, detuvo el segundo penalti, a Bryan Ruiz, y el quinto, a Umaña, para darle la clasificación para semifinales a Holanda. Lo más curioso de todo es que, Krul, , no tenía unos grandes números como parapenaltis: en el Newcastle le habían tirado 20 y sólo había parado 2. "Tim era más adecuado que Cillessen para una tanda de penaltis. Por su altura, 1,93m, puede llegar a las esquinas de la portería como se pudo apreciar, cuando se tiró siempre por el lado correcto", explicó Van Gaal tras el partido y el éxito quien además quiso especificar que la decisión no fue fruto de la improvisación y sí de un trabajo -secreto- previo: "Sí que habíamos hablado el cambio con Tim. Funcionó. Y si no hubiera funcionado, me habría equivocado. Sólo lo sabía él".
Curiosidades de la vida, Krul fue expulsado por el propio Van Gaal (en su vuelta como seleccionador) del combinacional en septiembre de este mismo año por... negarse a entrenar en las tandas de penaltis. Cosas veredes, Sancho...
