Hoy es 14 de octubre
VALÈNCIA. La primera mitad de la conversación con Marcelino García Toral en Veus Fé-Cé se detuvo en verano de 2018, a las puertas de la temporada del centenario del Valencia. En esta segunda parte de la entrevista, el técnico asturiano desgrana los momentos clave de aquel año, la dura travesía en la Copa del Rey, la final contra el Barça y la conquista del último título oficial hasta la fecha.
Y, claro está, el desmantelamiento del proyecto deportivo en verano de 2019, que acabó con el cese de Marcelino y de su ‘staff’ en septiembre de ese mismo año, con la temporada recién empezada. Ha pasado el tiempo, pero el preparador ratifica la versión que dio en su despedida y declara que volvería al Valencia encantado… pero nunca bajo la propiedad de Peter Lim.
“Competimos bastante bien. El partido del Young Boys era un partido difícil, allí en el campo sintético que te modifica el partido por la superficie, es condicionante. No le pasó al Valencia, le pasa a la mayoría de equipos: ninguno ganó fácil allí. En aquella fase los detalles no iban de nuestro lado: con VAR, hubiésemos pasado; el United le gana a la Juve en el 93; el United le ganó en el descuento y con una mano al Young Boys, que fue el gol que nos impidió pasar a nosotros. Contra dos grandísimos equipos estuvimos ahí hasta el final. No nos tocó el grupo más fácil. Para mí era más asequible el segundo año (2019-2020), lo habíamos hablado en el vestuario. Teníamos muchas opciones de clasificarnos, y de hecho luego el Valencia se clasificó.”
“No es una espinita clavada (no pasar de fase en Champions). Quizá la espina clavada es, cuando teníamos construido un gran Valencia, con posibilidades de mejorar… de repente se cargaron al director general, se cargaron al director deportivo, se cargaron al entrenador, se cargaron el proyecto, se cargaron el club y se cargaron el equipo.”
“Creo que el equipo merecía mucho más, pero luego el fútbol… Teníamos datos, y los datos decían que no era normal el porcentaje de acierto del Valencia en aquella primera vuelta. Éramos el segundo o tercero más bajo. Habíamos merecido ganar más partido. El hecho era que, en Mestalla, no había grandes protestas. Porque el equipo daba todo, jugaba, quería ganar, generaba ocasiones, le generaban poco… Recuerdo un partido contra el Valladolid, que pasó una vez de medio campo en todo el partido, y luego metió un golazo por la escuadra de falta en el minuto 89. Luego al final, conforme pasa el tiempo, todo va a la media. Y nuestra media era que teníamos que meter más goles, como hicimos en la segunda vuelta. El gol de Piccini demostró la unión, las ganas de ganar, el convencimiento de que aquello estaba por buen camino pero los resultados no nos salían como esperábamos, porque el equipo estaba haciendo suficientes méritos para conseguirlos.”
“Llevábamos un control físico de los futbolistas. Dentro de ese análisis, está el componente de entrenamiento y el componente de alimentación, descanso y recuperación. El preparador físico, el médico y el nutricionista establecían las pautas individuales para cada jugador. Nosotros no éramos vigilantes: éramos un cuerpo técnico que buscaba el máximo rendimiento, pero no nos dedicábamos a vigilar lo que hacían los futbolistas fuera del entrenamiento. Son los suficientemente mayores para saber qué pautas deben seguir.”
“Es que después de irme yo… ¡eran más todavía! Trabajamos con los necesarios, pero a mí me gustaba hacerles a todos partícipes. Desde el club, algunas personas me aconsejaban o me decían que no pusiese a este o aquel en la foto porque “íbamos a parecer muchos de azul”. Sí los responsables de material o cocinero del club no aparecían antes en las fotos, con nosotros aparecían. Y yo consideraba muy sencillo que estas personas que trabajaban con nosotros y nos facilitaban la tarea de lograr el máximo rendimiento también apareciesen. El que está en el anonimato también puede aparecer en la foto, porque todos los días nos ayudaba en nuestro trabajo diario. Cuando posteriormente había que buscar explicación a una decisión ilógica (su despido), todavía se hablaba de los de la foto, pero la mayoría eran (trabajadores) del Valencia. En nuestro cuerpo técnico somos un primer entrenador, un ayudante, un preparador físico, un ayudante de preparador físico y scouting, un scouting… Éramos seis o siete. Nosotros recomendamos a un readaptador que había trabajado con nosotros en el Villarreal, que nos ofrecía más soluciones que el anterior; un fisio; y sí que llevamos también un médico. Y todas estas personas costaban lo mismo al club, seamos seis u ocho: salen de mis emolumentos.”
“No estábamos contentos. Es la realidad. Mi pensamiento es que rindes en función de lo que haces cada día. En un porcentaje alto de los jugadores rindes en de lo profesional que eres cada día, como te cuidas, como entrenas… y en competición, cómo demuestras tu talento. Y a la vez, cómo te introduces en una dinámica de pensamiento colectivo que ya estaba instaurada la temporada anterior y con la que todos los jugadores se sentían identificados. Intentamos que su adaptación fuese de la mejor forma posible para intentar que rindiese, pero es un chico bastante inconstante en todo. No hay queja a nivel humano, pero si no rindes hay que tomar decisiones. Nosotros tomamos la decisión que creíamos oportuna en función del gasto o inversión que suponía, porque el rendimiento estaba muy alejado.”
“Ya el año anterior pasó. La Copa siempre fue algo secundario, no se quería luchar por la Copa. Recuerdo que cuando el Barça nos eliminó en semifinales, nos coincidió que se lesionó bastante gente y perdimos algunos puntos en Liga. En la conclusión de temporada se nos dijo que la Copa pudo haber impedido que lográsemos el cuarto puesto, y que lo mejor sería no disputar esa competición con las garantías de poder ganarla. Luego jugamos contra el Sporting con rotaciones, y también contra el Getafe con rotaciones masivas. Habíamos perdido 1-0, pero hablando con la plantilla ellos sí que querían pasar esa eliminatoria.”
“Sí, encajamos nada más empezar. Pero nosotros ya estábamos en buen momento y jugamos un muy buen partido. En el primer tiempo tuvimos varias ocasiones, en el segundo igual. Todo llegó en el tramo final, cuando nadie lo pensaba, y dimos la vuelta a la eliminatoria. Para mi ese fue un partido clave para la segunda vuelta de la competición, y para lograr la Champions y para llegar una final. Todo lo que ocurrió allí fue un cúmulo de situaciones a nivel anímico que fueron increíbles. Supuso un éxtasis para cada uno de los jugadores, no sólo para la afición. Los jugadores venían de una temporada irregular, nos costaba ganar, se estaban esforzando, jugábamos partidos muy buenos pero no éramos capaces de transformarlo en resultados. En ese partido cada uno de los futbolistas recibieron en el balcón las muestras de cariño y afecto de 5.000 personas durante mucho tiempo. Fue el empujón definitivo para que dijeran que íbamos a demostrar que éramos un buen equipo y que íbamos a por todo.”
“Es que me rompí dos o tres veces, sí… (risas). Me había pegado ahí un pinchazo. Me lo curaba mal, y luego cuando llegaba un acción explosiva, se rompía otra vez. Pero bueno, bienvenido sea… (risas).”
“El equipo era cada vez más maduro. Partidos como aquel te aumentan todavía más la autoestima, la confianza, el sentirte ganador. Después de ganar la Copa se pudo comprobar: a la temporada siguiente, aquel equipo se sentía ganador, capaz de ganar a cualquiera. Además, era como una reivindicación: “Nosotros queríamos ganar la Copa, y teníamos razón”. Era una reivindicación de aquello por lo que querían luchar.”
“Lo habíamos entrenador antes. Teníamos la baja de Coquelin y Kondogbia. El Arsenal jugaba con defensa de tres, cinco atrás. Barajamos esa posibilidad viendo las bajas que teníamos: jugando así no pasamos por grandes problemas, nos pusimos por delante, luego el Arsenal aprovecha dos errores nuestros… y el tercer gol lo encajamos en el minuto 92. Si hubiésemos defendido bien, el 2-1 era abierto para el partido de vuelta. Por dos minutos nos privó de un resultado bueno, pero competimos bien aquel partido. En la eliminatoria nos tiraron entre palos nueve veces, creo, y nos metieron siete; eso no suele suceder a menudo.”
“Mateu Alemany tenía dos experiencias previas jugando una final de Copa: una con todo jolgorio y los jugadores atrapados en el ambiente externo; y otra, vista esa primera experiencia, modificando la forma de actuar. Dijo que había que concentrar a la plantilla al margen, con visitas contadas, donde nos pudiésemos mantener alejados del bullicio y la fiesta de la final de Copa, que me parece el partido más bonito que hay. Fuimos a Jerez y fue todo un acierto: nos permitió centrarnos, entrenar de manera relajada y preparar el partido en óptimas condiciones.”
“Los jugadores tenían confianza en ganar ese partido. No hablaba con un jugador concreto u otro, las charlas surgían porque había cercanía. Además, teníamos muchas horas para estar juntos. Los jugadores tenían confianza porque todos los partidos contra el Barça ‘estábamos ahí’. Empatábamos bastante, podíamos ganar más, pero siempre estaba todo justito. El hecho de conseguir puesto Champions la semana anterior en Valladolid nos dio un plus de confianza. Los jugadores ya decían ante el Getafe que la Copa había que pelearla, porque la íbamos a ganar. Y luego estás en la final, “ahora ganamos aquí”. Jugamos un gran partido, maniatamos al Barça, no sólo en la primera mitad. Nos hacen un gol de córner cuando teníamos más altura en el campo. Y ese gol de Messi sí nos condiciono y todo se dificultó. Pero también tuvimos salidas muy claras. Ese partido me lo he visto más de una vez… (risas).”
“La entrada de Gabriel Paulista… Hay muchos momentos. Como es una suma de situaciones de felicidad constante, le das igual importancia a todas. Era felicidad completa. Era un sueño hecho realidad. Aquello fue… Empecé a entrenar en 1997, eran más de veinte años y acabas en la culminación de conseguir un título, gracias a los jugadores. La primera reacción: no sabes dónde estás. Si lo vives más veces, la segunda no es igual.”
“Teníamos el acto de celebración al día siguiente. Vino Mateu y me dijo que no entendía nada. Mateu estaba triste en ese sentido, no entendía que no bajase al vestuario ni felicitase a nadie. Estaba en un palco y luego se fueron. Fue Mateu a buscarlo, porque se iba en una furgoneta. Me dijo que se había bajado frío: “Congratulations” y se fue. Dicen que la felicidad nos completa. Y ganas un título y te encuentras esta situación de frialdad y lejanía con el dueño, y piensas que no le interesa o yo que sé. Fue el momento triste, pero cada uno es responsable de sus actos, y aquel día nadie ni nada nos podía quitar la felicidad.”
“La ciudad tenía una cantidad de gente… Eso fue increíble. La afición del Valencia es tremendamente efusiva, explosiva. En el aeropuerto ya había muchísima gente a nuestra llegada. Luego en zonas del recorrido habría 300.000 personas o más en las calles. Me llamaba la atención: miraba y veía a abuelos, personas de mediana edad, niños, bebés con el traje del Valencia… Piensas que hemos sido capaces de hacer feliz a mucha gente con trabajo y esfuerzo. Es una sensación enorme, enorme: percibir que eso ha hecho feliz a alguien es algo que te queda para siempre.”
“Es fácil, porque peso poco. Pero… paso más miedo, porque subo más (risas).”
“El 1 de julio empezó el problema. Estábamos de vacaciones. Mateu (Alemany) y Pablo (Longoria) ya me transmitían la cantidad de problemas que estaban existiendo para todo. El viaje a Singapur fue a petición nuestra porque veíamos que no existía la forma de actuar con la cual, las dos temporadas anteriores, se había demostrado que era la forma correcta de llevar a cabo la planificación. Mateu y Pablo tuvieron el finiquito encima de la mesa a principio de agosto. No sé si hubo un arrepentimiento, cuando a mi Anil (Murthy) ya me ha había manifestado que estaban fuera… Desde el ‘staff’ no nos ‘plantamos’, sólo preguntamos qué estaba pasando. A mi me preguntaron si la marcha de ellos implicaba nuestra marcha; contesté que, si se efectuaba su marcha, nosotros ya decidiríamos qué teníamos que hacer. No dábamos crédito a la situación. A partir de ahí ya ves que todo se rompe: si no hay comunicación con el director general ni el director deportivo, el entrenador es el siguiente en el proceso. Eso ya estaba ahí, ellos estaban casi fuera. Como no podíamos dar pasos y no había comunicación directa entre Mateu y el dueño, pedimos ir a Singapur.”
“Aquella reunión fue cordial, normal. Se nos dijo que se aceptaba todo. Hablamos de nombres concretos, se nos dijo que sí, que vale, que lo entendían y que empezase Mateu a trabajar. Y cuando llegamos a Alemania… era otra vez que no. Es como si tú y yo estamos aquí en la mesa, mirándonos a los ojos, tú me dices una cosa y que se va a realizar de cierta manera, y luego hacemos un viaje de 15 o 18 y luego es imposible ejecutar lo apalabrado… Me engañó. Creo que era más sencillo todo: “Aquí se va a hacer esto porque lo digo yo. Soy el propietario, y como tal tengo la capacidad de decidir que se haga así. Si no estás de acuerdo, cogemos y buscamos una solución para finiquitar nuestro trabajo juntos”. Y ya está. Pero si te dicen a todo que sí y luego es que no… Con esa incredulidad nos quedamos. Y supimos que no había nada que hacer. Trabajaríamos en base a nuestra responsabilidad y a nuestras obligaciones, pero iba a ser muy difícil.”
“Hombre, habría que preguntarlo a la otra parte. Yo celos no tengo ninguno. No lo sé, pero algo raro pasó. ¿Qué pudo ser? Quizá que se hablase en exceso de Mateu y de mi respecto a ser importantes en los logros… Pero yo no tengo nada que me certifique que haya sido así.”
“La verdad, una vez que salí del Valencia… todo lo relacionado con la propiedad me da igual. No soy una persona que luego está ‘pendiente de’. Tuvimos una relación, hicimos un trabajo, luego la situación me hizo sufrir… Sufrí bastante, todo el cuerpo técnico, considerábamos que esa decisión no estaba regida por nada lógico. Eso nos hizo sufrir. Estábamos en el mejor momento profesional para nosotros, de vivir una experiencia súper bonita. Teníamos mucha ilusión en que el futuro iba a ser incluso mejor que el presente. Sucede, y cada uno sigue su camino. No soy una persona rencorosa ni me fijo en lo que otro hace. Una vez sé lo que fuiste capaz de hacer con nosotros… lo que hagas, ya es tu problema. Cuando trabajo, estoy en mi faena, en mi día a día. No sé los entresijos en las oficinas: creo que sólo las pisé el día de mi presentación, y luego un par más. Yo trabajaba en Paterna, y Mestalla era mi casa.”
“No me parece motivo para echarme. Rotundamente no, porque yo sabía lo que había sucedido antes. ¿Hay mayor falta de respeto de que en una mesa te digan una cosa, y luego te mientan absolutamente? Es despreciarte. Creo que a nosotros se nos despreció. La gente olvida, sobre la frase del cangrejo, que dije que estaba convencido de que (la salida de Rodrigo) no se iba a producir porque consideraba al propietario lo suficientemente inteligente para hacerlo así. No fue un reto, fue algo que me salió así, hubiese podido decir otra frase reflejando lo mismo.”
“Esto es muy sencillo: ¿cuántos jugadores de la plantilla del Valencia representaba mi agente? Yo creo que ninguno. Como no era ninguno, no sé en qué sentido se dice eso. Creo que un comentario que se pueda hacer en un bar, o en un estado no demasiado apropiado para hablar o para trasladar información… no se puede considerar, valga la redundancia, como información. Tengo la conciencia muy tranquila. No sólo de mi trayectoria en el Valencia, sino en el resto de clubes a los cuales dirigí y entrené. Y de cuál es mi honestidad y honradez. No sé si aquellos que dicen eso pueden presumir de honestidad u honradez.”
“No me molesta, para nada. Es norma del fútbol. Lo que me molestó es que no confiasen en nosotros y nos destituyeran. ¿Pero ese proceso? Para nada. Es común esa forma de actuar. Cuando el entrenador está en entredicho, la parte contratante busca diferentes soluciones. No me molesta en absoluto.”
“Me entero por un compañero tuyo, que me lo dijo. Estaba en casa preparando vídeos del partido contra el Barça, porque entrenábamos por la tarde. Me llamó un periodista y me dijo que me iban a echar. Recuerdo que me entró un sofocón que tuve que sentarme. Noté la sangre, pensaba que me daba algo. Me dijo que era seguro. Lo fue asimilando. Llamé a Mateu y me dijo: “No sé nada. Luego estoy citado en el club, te mantendré informado”. Y luego ya me llamó y me dijo que sí.
“He tenido días muy duros, muchos. Lo más duro es cuando te lo comunican, porque te pilla de sorpresa absoluta y es difícil de asimilar. Luego poco a poco lo vas aceptando. Con los jugadores fue difícil, sí. Muy, muy difícil. Cuando llegó a casa mi mujer le di la noticia y contestó: “¿Pero qué dices?” Es duro, pero hay que aceptarlo. Hay otra persona que te dirige. Lloro más de lo que me gustaría, soy una persona que se emociona con facilidad. El día de la despedida en el hotel fue muy difícil.”
“Totalmente, lo sostengo. Hemos repasado acontecimiento que se sucedieron en el tiempo que apuntan a eso. Si hay un diálogo sincero, llegas a un entendimiento. Si quieres imponer y no te aceptan la imposición, y eso significa que estás ‘muerto’, finiquitado a nivel profesional… pues no lo entiendo. Cuando además, esa forma de proceder te había dado éxito. Si a principio de temporada 18-19 me preguntan si firmaba aquel año, ¿qué valencianista no lo hubiese firmado?”
“Totalmente lo creo. Cuando haces algo ilógico, todo lo que haces para intentar exponer o demostrar que eso era lo lógico… lo convierte todavía en más ilógico. Mi conciencia está muy tranquila. Todo el mundo sabe lo que sucedió, la forma de proceder de una parte y la otra. Desde la objetividad, la manera de proceder de unos y otros no admite ninguna réplica ni controversia.”
“No creo que se intentase borrar cualquier vestigio nuestro. Lo que me parece es que no se ha actuado de forma muy inteligente: lo de destruir un proyecto que costó tanto construir en tan poco tiempo. Creo que es un récord mundial. Lo siento por la afición del Valencia, por los jugadores, por todos los empleados del Valencia, por los jugadores que están y estuvieron… No se merecen esa forma de proceder. Ese gran club, esa ciudad, esa afición, club histórico con muchos títulos… Que se entienda que se puede actuar con él como un juguete me parece que no responde a la que debe ser la realidad y el respeto entre seres humanos.”
“Claro que volvería al Valencia, sí. Sin ningún tipo de dudas. Me gustaría volver. Pero con el actual propietario no volvería nunca. Desde mi punto de vista lo veo imposible. Por las dos partes; desde mi parte, eso es imposible. En la vida no voy a estar con quien no quiero estar, y no hay dinero que me cambie esa opinión.”
“Mi obligación como profesional es intentar ganar cada partido. Cualquier aficionado del Valencia querría eso para su equipo. Defendía los colores del Athletic, que también me han tratado excepcionalmente bien. Estoy muy agradecido al Athletic como entidad, a las personas que lo forman, a quienes me llamaron y a la afición. La primera vez que vas a jugar al campo del equipo que entrenaste… es difícil. Entras en Mestalla y estás acostumbrado a salir del vestuario local, ahora sales del vestuario visitante. Los entrenadores vivimos experiencias muy diferentes, te resulta todo muy extraño. Tuve sensación extraña, de estar fuera de lugar. Me quedaba todo fuera de lo que mi cabeza percibía. Sobre la Copa, así es el fútbol: Iñaki (Williams) tuvo un mano a mano para el 0-1 y se lo sacó el portero; y en la jugada siguiente Guedes metió un ‘pepinazo’. Los grandes futbolistas sacan grandes recursos para resolver los partidos.”
“No sé por dónde pasa el futuro. Siempre aspiras a encontrar una opción de trabajo en consonancia con las expectativas que vamos desarrollando, que te llene. Llegará el momento de decantarnos por aquel proyecto que consideremos ilusionante y con objetivo realizable. ¿La Selección? Sólo puedo decir que no hay nada de eso. Hay un entrenador al cual respeto y que está haciendo una labor buenísima. Si ahora no estamos entrenando, ya he dicho antes que es difícil decidir porque corres riesgo de equivocarte y no queremos hacerlo. En ningún momento me he considerado un futurible de la Selección: no es el momento y hay un entrenador que lo está haciendo muy bien. Siempre intento ser respetuoso con todos mis colegas, y por supuesto que lo soy con Luis Enrique.”
“Siempre lo veo con ilusión. Están haciendo las cosas bien, se les ve un equipo, con una identidad, algo difícil para una selección. En un torneo corto siempre tienes que tener esa suertecilla, esos detalles que te favorezcan, y ojalá le suceda eso a España.”
“Veo algunos de sus partidos. Me gusta el Valencia este año. Creo que es un equipo que tiene una filosofía clara de juego, con automatismos en todas las fases, con balón y sin balón. Creo que tiene menos puntos de los que debería. Me resulta un equipo atractivo a la vista, con una buena dinámica y ritmo de juego.”
“Me supo muy mal. Me parece una de las muchísimas actuaciones que considero cobardes y sin sentido. ¿Si influyó que fuese amigo mío? Me gustaría pensar y creer que no… pero a veces pienso que sí, por lo que me considero un poco culpable.”
“Soy consciente de que tenía una grandísima plantilla, de la que me siento orgulloso y muy, muy agradecido de los futbolistas. Me hicieron disfrutar cada día y cada partido de competición. Soy muy consciente. ¿El año siguiente? Ser campeones era muy difícil… pero esa temporada se sumaron muchos menos puntos. Creo que estaríamos en la pelea bastante tiempo, pero posiblemente al final no nos alcanzara. Pero estaríamos cerquita en muchas fases de la competición.”
“Creo que es un castigo. La verdad es que esa afición, esa afición, ese club histórico merece una propiedad que lo respete, que respete a su historia y que respete a su gente.”