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Meriton Holdings, el medio y el fin

20/07/2020 - 

VALÈNCIA. Laurent Blanc, Aitor Karanka, Rubén Baraja, José Bordalás, Leonardo Jardim o Javi Gracia. En realidad, da absolutamente igual el nombre del futuro entrenador del banquillo del Valencia CF. ¿Por qué? Sencillo. Para la abrumadora mayoría del fútbol mundial, la figura del entrenador es esencial para estructurar y liderar un proyecto deportivo. Para los que todavía dirigen el Valencia CF, la figura del entrenador es irrelevante. Es un cargo de cartón piedra, un relleno necesario, una silla que calentar, un ejecutivo cuya capacidad de gestión queda limitada y supeditada a una jerarquía superior que exige un espíritu gregario y funcionario, cuyo único deber es cuidar del negocio. 

El periodismo y el valencianismo siguen haciendo quinielas para acertar el nombre del entrenador. Unos hacen su trabajo y otros buscan renovar su maltrecha ilusión. Es lógico. El problema es que, en realidad, da absolutamente igual quién sea el entrenador elegido, qué estilo tenga, qué trayectoria o si tiene personalidad para hacerse cargo de un club grande de España y de Europa. ¿Por qué da igual? Que nadie se engañe. No importa si ganas títulos, ni si acumulas méritos, ni si la plantilla cree en ti, ni en si eres popular en la ciudad o querido por la grada. Todo eso da igual. 

Meriton quiere un técnico que tenga clara su primera y única tarea en el club. Velar por el negocio de Peter Lim. Su trabajo va de eso. No va de apostar por la cantera (por más que las voces afines al régimen lo repitan como papagayos amaestrados), ni tampoco tiene nada que ver con competir con los grandes. La primera y única tarea del entrenador que busca Meriton consiste en potenciar el modelo de negocio del dueño, alimentar su inversión sostenible con jugadores que sean como terneros de engorde y así, con el tiempo, poder lograr plusvalías en futuros traspasos. Así, así, así los quiere Lim.

Meriton no quiere un entrenador de primer nivel, ni que sea popular, ni busca un líder. No se lo puede permitir. Primero, porque nadie con ese perfil querría venir con sus condiciones actuales. Y segundo, porque un sensacional técnico atenta contra la idea de jerarquía impuesta por Meriton, donde quien paga, manda. Peter Lim, que nunca se equivoca y paga para que sus empleados repitan en público que jamás lo hace, no quiere entrenadores. Necesita funcionarios. Quiere empleados que no brillen más que él, que ocupen un lugar secundario, que protejan sus inversiones, que traguen con todo aquello que haya que tragar y que mejoren la mastodóntica cuenta corriente del dueño.  Quiere empleados que le recomienden buenas inversiones y las muestre en un buen escaparate, para poder venderlos al mejor postor y sacar un buen dinero porque esto es un negocio. Para los aficionados, Meriton debía ser el medio y ganar títulos, el fin. Para los todavía dueños del Valencia CF, el fútbol es el medio y el fin, ganar más dinero. Propietario, Meriton Holdings.

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