VALÈNCIA. Tener un perrete cuando eres niño es una gozada, pero también aporta el pretexto ideal para eludir responsabilidades. La clásica jugada de acudir a clase sin las tareas hechas y, ante la recriminación del profesor, responder con el socorrido: “Mi perro se comió los deberes”.
Lo mismo en casa, cuando derramabas el refresco en la alfombra o cuando rompías cualquier objeto decorativo. Éxito garantizado. Primero, porque la excusa era plausible: después de todo, los animalitos tienden a generar cierto caos en los domicilios. Y, en segundo lugar: echarle la culpa al animal de cuatro patas no encontraba réplica alguna, dado que era incapaz de defenderse a base de ladridos.
Algo así ocurre en los últimos meses en el Valencia CF con Anil Murthy en el rol de can travieso, destructivo y ‘destarifado’. ¿El desarraigo con los aficionados? Culpa de Anil. ¿Tener a toda –bueno, casi toda- la clase política de la ciudad ‘de uñas’ con el club? Obviamente, la culpa es de Murthy. ¿El despropósito de gestión deportiva entre 2019 y 2022? No busquen más: Anil. ¿La falta de avances en la construcción del Nuevo Mestalla? No lo dude: seguro que Anil se comió los deberes, incluyendo algún folio o documento clave para concretar el nuevo convenio.
Y Anil, como es evidente tras un lustro en Valencia de embolsarse millonadas por una administración negligente y tras haber percibido una suculenta indemnización el pasado verano, jamás abrirá la boca para refutar nada de lo que se le achaque.
No deja de resultar curioso, dentro de la infinidad de pequeñas ‘perlas’ informativas que fuimos extrayendo este lunes durante la Junta de Accionistas, que Layhoon Chan admitiese ‘un Villalonga’ al revés: a Murthy no lo tiraron, sino que se fue él. Ni siquiera en Meriton pueden presumir de haberle dado su merecido en forma de despido fulminante al tipo que se descojonó de los aficionados y del escudo durante cinco años. Y tampoco se puede achacar el cese a los célebres audios del expresidente.
Los hechos fueron relatados por la señora presidenta: Peter Lim vio las imágenes de aquel Valencia-Celta con Mestalla vacío, convocó a Murthy a Singapur, le cantó las cuarenta y Murthy acabó dimitiendo. Para que luego cuatro paniaguados proclamen –pronto escribiré sobre esto- que protestar y salir a las calles no sirve de nada.
Mientras, horas después de la Junta, la directiva del Valencia y las instituciones de la ciudad seguían a la gresca con el habitual cruce de declaraciones (“no me mandaste un papel”, “sí te lo mandé”, “pero no es el papel que quiero”, “ya sabes los hitos que debes cumplir”, y así en un bucle ad infinitum), yo seguía dándole vueltas a la laguna más flagrante al culpar a Murthy de la muerte de Manolete.
Fueron cinco años de disparates continuos. ¿De verdad nadie se dio cuenta?
Si hacemos caso al relato que Meriton quiere imponer, es probable que alguien plantase una semilla de presidente en el mueble bar del palco de Mestalla allá por los años setenta y que, tras regarla en abundancia, en 2017 creciese un Anil Murthy de la noche a la mañana. La naturaleza es sabia y jamás nos castigaría con algo así.
Anil Kumar Murthy fue designado por Peter Lim, apoyado por Peter Lim, reforzado por Peter Lim, interpelado por Peter Lim, ratificado y ‘aguantado’ por Peter Lim contra viento y marea a pesar de tener en llamas a club, entorno y ciudad al completo… y, finalmente, indemnizado por Peter Lim. Hechos probados.
Y todo con Kim Koh siempre como ‘controller’ de lo que ocurría. El que se suponía debía vigilar y mantener informado al máximo accionista de todo lo que pasaba en las oficinas.
Si no lo hizo, obró mal. Y, si lo hizo… Peter y Meriton no pueden echarle la culpa al ‘animalito’.
Es de agradecer el nuevo talante mostrado en la Junta por parte, principalmente, de Layhoon Chan y de Kiat Lim, el hijo del máximo accionista. Un talante que sirve para que se pueda establecer un diálogo entre las partes más o menos civilizado y lejos del tono incendiario del anterior máximo dirigente.
Pero los hechos son más contundentes que las palabras: de nada servirán las buenas intenciones si, por ejemplo, el año que viene no se revierte el acceso a la Junta a ser poseedor de 9 acciones y no de 5.800. O si no se permite de nuevo la entrada a los medios a dicho acto. Kiat Lim anunció este martes lo primero; ojalá también se produzca lo segundo. También ayudaría a darle un espaldarazo a su credibilidad que se pusiese sobre la mesa dinero y voluntar para finalizar, codo a codo con las instituciones, las obras del Nuevo Mestalla.
Proclamar que Murthy se comió los deberes y que no hay nada que hacer es algo que puede funcionar con algunos aficionados puntuales… pero no con el grueso de la hinchada. Ya no. Es un argumento manido, caduco y ficticio, similar al de echar la culpa a gestores anteriores de las pérdidas económicas y del descalabro financiero cuando llevas casi nueve años al frente de la entidad. ¿Puedes usarlo? Puedes usarlo, claro que sí.
Otra historia es que alguien se lo crea.