Hoy es 12 de octubre
VALÈNCIA. Explotó a las órdenes de Rafa Benítez en una temporada, la 2003-2004, en la que sus 19 goles en Liga fueron clave para la consecución de la segunda Liga del técnico madrileño en el banquillo blanquinegro. Miguel Ángel Ferrer ‘Mista’ puso al pequeño pueblo murciano de Caravaca de la Cruz en el mapa, aprendió en la cantera del Madrid, se hizo mayor en la soleada Tenerife y vivió momentos históricos con un Valencia de leyenda.
Tras cerrar su etapa deportiva, el ‘gusanillo’ de los banquillo le acabó devolviendo a su ‘casa’, a Paterna, donde desde hace tres temporadas ha guiado con pulso firme a varios de los conjuntos de la Academia VCF. Esta campaña ha vivido un hecho poco habitual: entrenar a dos equipos diferentes (primero Juvenil B, luego Juvenil A) tras la ‘espantada’ de Lubo Pénev a finales de 2017.
Está siendo un año movido… Pénev sale del club en noviembre, sube Miguel Grau al filial y usted recala en el Juvenil A…
Hubo una serie de cambios importantes. Empezamos la temporada con el Juvenil B y estábamos contentos porque nos iba de maravilla, pero surgió la opción de ir al Juvenil A, una opción interesante. Decidimos aceptar el reto. Ha sido ‘movido’, pero muy positivo para todos.
¿Le descolocó mucho la planificación ese cambio en pleno mes de noviembre?
Al final, tampoco es tanto lío: trabajamos dentro de una Academia y afortunadamente nos conocemos todos. Pude ‘subir’ con mi equipo de trabajo al completo y cogimos el equipo de la noche a la mañana sin ningún problema. Hemos tenido un periodo de adaptación normal, de cuatro o cinco jornadas, pero ya estamos en la dinámica que nosotros queríamos desde el principio.
La División de Honor Juvenil es todo un reto, pero a base de victorias en el último mes se han colocado a sólo 6 puntos del intratable Atlético Madrileño.
En este mes queríamos darle esas señas de identidad al equipo. Mantener la portería a cero estos partidos ha sido un golpe moral muy bueno para el equipo a nivel defensivo, que era nuestro talón de Aquiles. Se plantea una recta final de temporada muy diferente, los jugadores han creído en si mismos tras un par de derrotas y ahora creen que se puede llegar arriba.
¿Qué ha descubierto en sus primeras semanas como técnico de este Juvenil A?
Sobre todo, la capacidad de sacrificio que tienen todos los jugadores. Tienen un nivel de exigencia muy alto, muchas veces no se perdonan a sí mismos los fallos. La autoexigencia es buena siempre y cuando lo sepan gestionar. Hemos querido continuar la línea de trabajo y recordarles que no es cuestión de fallar o no, sino de seguir construyendo para el futuro. Los resultados positivos son importantes, pero no nos ha quitado el sueño. Lo más importante son las sensaciones que transmite el equipo.
Kangin Lee, Ferrán Torres… Hay una tendencia últimamente a ver jugadores que ‘queman’ etapas en juveniles y filial a gran velocidad. ¿Es positivo o puede ser contraproducente?
Creo que es positivo, pero aquí en el Valencia. Ahora tenemos el caso de Jordi Escobar, que es todavía Cadete pero tiene una gran proyección. La clave es nunca perder el norte: ‘subir’ jugadores cuando toca, pero con la paciencia suficiente para que se asienten. Hay que intentar liberarles de esa carga de responsabilidad, y en la Academia todo el mundo lo entiende. Son buenos jugadores, pero deben saber que sin sus compañeros no son nadie y que no hay que tener prisa.
Pero, como entrenador de alguno de esos jugadores, verles debutar en Segunda B o en Primera debe ser lo máximo para un formador…
Totalmente. Que Ferrán estuviese en División de Honor con nosotros el año pasado y este ya haya debutado en Primera es un motivo de orgullo, significa que el trabajo en la Academia da sus frutos. Tenemos mucha paciencia, los jugadores y los equipos deben dar los pasos necesarios, sin volverse locos.
¿Recuerda usted su etapa de juvenil? ¿Cómo ha cambiado su mentalidad desde entonces?
Claro, fue el famoso ‘Caso Mista’ cuando denuncié al Madrid para irme al Tenerife. Ahora me doy cuenta de muchas cosas, entiendo muchas decisiones y consejos de entrenadores o preparadores físicos en aquella época. Son tópicos que te dicen a principio de temporada: “Cuídate el peso, descansa bien, cuida los hábitos…”. Con esa edad no haces ni caso. Nos lo dicen nuestros padres también. Cuando llegas al punto en el que estoy, muchas veces lo piensas: “Qué tonto fui…”. Afortunadamente siempre tuve los pies en el suelo, pero hay muchos casos en nuestro país de talento que se perdió por el camino por no saber gestionar el ego, el entorno o por las decisiones del propio jugador.
¿Cómo fueron sus inicios en el fútbol?
Empecé en la escuela de fútbol de Caravaca de la Cruz, con un entrenador llamado Jorge Vera que me metió con 7 años a jugar con Alevines. ¡Tuvieron que falsificarme la ficha! Fui subiendo categorías y debuté en Tercera con el equipo de mi pueblo en mi primer año de juvenil, hasta que llegó el Real Madrid y me marché a su cantera.
Todo el mundo conoce su trayectoria deportiva: Real Madrid, Tenerife, Valencia CF, Atlético, Deportivo… Pero, tras colgar las botas, ¿por qué decide pasar a los banquillos?
Cuando dejo de jugar, tras una época en Canadá en la MLS, me tomo seis u ocho meses de respiro, haciendo turismo y aprendiendo el idioma. Cuando vuelvo a España surgió la opción de trabajar en un medio de comunicación, y ahí se me encendió la bombilla. Notaba que todavía me picaba el ‘gusanillo’. Hice el curso en la Federación Española, empecé a meterme en esa dinámica y luego llego a Huracán como ayudante de Toni Seligrat. Estuve con la AFE entrenando en Asturias y luego llegó la oportunidad del Valencia.
¿Qué entrenador le ha marcado más en su metodología actual?
Supongo que, como todos los de mi época, Rafa Benítez nos dejó a todos marcados por su trabajo táctico, la forma de defender, ser un equipo rocoso… Con Quique (Sánchez Flores) también se aprende mucho, trabaja excelentemente la táctica, es muy metódico en los entrenamientos… Uno adquiere cosas de todos ellos. Lo que ahora más nos ‘llena’ es venir a Paterna a ver a Marcelino entrenar. Marcelino es de los mejores no sólo en España, yo diría que en Europa. Verle trabajar es una pasada, es el mejor maestro que hemos podido tener hasta el momento.
Marcelino, además, es partidario de tirar mano de la cantera a la mínima ocasión…
Hay una cadena de mando, nosotros suministramos jugadores al Mestalla y el Mestalla suministra al primer equipo. Tengo la suerte de que Miguel (Grau) conoce perfectamente a todos mis jugadores, los entrenó hasta hace tres meses. Se está siguiendo muy bien esa línea de trabajo, cada equipo sabe que tiene un apoyo detrás del que puede tirar en cualquier momento.
Usted, al igual que muchos otros, acabó haciendo de Valencia su casa aunque viniese de muy lejos. ¿Por qué es tan habitual entre los ex futbolistas de este club?
No descubro nada nuevo cuando digo que la calidad de vida aquí se encuentra en pocos sitios en el mundo. Fue una decisión fácil: yo me formé como persona y como futbolista aquí, casi toda mi familia es de Oliva, mis padres están en Caravaca a dos horas en coche, tengo aquí a mis grandes amigos… Valencia reúne todos los requisitos necesarios y, además, tengo la fortuna de poder entrenar en el club que más me ha dado. Siempre estaré agradecido.
¿Qué objetivo se marcha hasta final de temporada? ¿Y a nivel personal?
Seguir exactamente con las mismas sensaciones de los últimos partidos. Podemos ganar o perder, pero como le decimos a los chicos, en su interior saben si han hecho todo lo posible para ganar o no. Queremos que los jugadores den todo lo que tienen, que crean en ellos y en sus compañeros. Tenemos un equipo muy joven, hay que destacarlo. ¿A nivel personal? Quiero seguir aprendiendo. Saber leer bien lo que el equipo necesita, es muy importante cuando arranca un partido. También tener esas variantes tácticas durante el juego. Y sobre todo, seguir aprendiendo a entender al jugador: estar ahí para él, usar la experiencia que tenemos para ayudarles.
Cerramos con el Test Esportbase. ¿Un gol?
El de Goteborg.
¿Un ídolo?
Mi ídolo de pequeño era Fernando Redondo, pero en su época del Tenerife, cuando jugaba de mediapunta.
¿Mejor jugador?
Sin ninguna duda, Messi.
¿Un entrenador?
Rafa Benítez
¿Un equipo?
Sin ninguna duda, donde estoy ahora. En mi casa. El Valencia.