Hoy es 11 de octubre
VALÈNCIA. Una plataforma para que un entrenador necesitado de reposicionarse pruebe suerte, cumpla su ilusión de entrenar en España o se foguee en un entorno vibrante y complicado. Una plataforma para que el hijo del propietario haga experimentos en uno de los clubes europeos con mayor tradición y explore alianzas.
Una plataforma para la órbita de agentes que han capturado a un puñado de clubes, expandiendo los beneficios de la circulación entre ellos. Una plataforma para que unos cuantos jugadores de paso vayan tomando cuerpo a la espera de poder reubicarlos en una nueva plaza. Una plataforma para que el presidente de la Liga busque alianzas internacionales y abra el fútbol español a inversores extranjeros.
Una plataforma para que la dirección deportiva no ponga impedimentos cuando las decisiones deportivas haya que tomarlas al margen de ella. Una plataforma para que el presidente del Barça tenga extensiones operativas que activar cuando convenga. Una plataforma para que la presidenta del Valencia demuestre sus aptitudes resilientes ante el jefe de su holding. Una plataforma para que el jefe del holding se entretenga en un sector que le genera curiosidad, a la espera de alguna bicoca más o menos probable.
Una plataforma no siempre permite todo el tiempo el beneficio de quienes se enchufan a ellos. Pero todo el tiempo permite que alguno de ellos se beneficie. Una plataforma tiene raíces justas, por lo que si se hunde nunca es para tanto. 'Solo era una plataforma'. Puede levantarse otra.
El Valencia acabará marzo en descenso porque, desde hace demasiado tiempo, no es un club, es una plataforma.