VALÈNCIA. La crisis sanitaria y el escenario que se avecina a corto plazo sin público han generado un viraje en la política de fichajes del Levante y del resto de los clubes. De la previsión inicial de renovar la plantilla en varias posiciones, inyectar el hambre extra de las caras nuevas, y realizar sobre todo una inversión en el centro de la defensa y la delantera, la realidad ha reducido a la mínima expresión los movimientos y la solución está siendo apostar por futbolistas del perfil de Son (Ponferradina) y Malsa (Mirandés), ambos con la carta de libertad y preparados para dar el salto a la máxima categoría tras brillar en Segunda División. Ahora hay 32 jugadores con contrato en vigor para el proyecto 2020/2021: Aitor Fernández, Koke, Cárdenas, Coke, Miramón, Toño, Clerc, Vezo, Duarte, Postigo, Róber Pier, Radoja, Vukcevic, Melero, Campaña, Bardhi, Rochina, Morales, Hernani, Sergio León, Roger, los cedidos Luna, Moses Simon, Doukouré, Fran Manzanara, Ivi López, Pepelu, Sadiku, Dwamena, el centrocampista Pablo Martínez, la apuesta de Paco López del filial en esta temporada aún por acabar, y los fichajes Malsa y Son.
Iván López acaba contrato y, salvo giro inesperado, no seguirá. Además, el lateral derecho es una de las demarcaciones con superpoblación (Coke, Miramón y Son). Borja Mayoral terminará su segunda cesión como granota y su futuro está en interrogante. Acaba contrato en 2021 con el Real Madrid y no hay visos de que renueve. Desde Chamartín, la idea es traspasarlo y reservarse una opción de compra durante las siguientes campañas. A favor de obra juega que el delantero de Parla se siente identificado con el club, pero en esa subasta que se avecina, el Levante arrancaría en posiciones retrasadas por el condicionante económico y después de haber realizado un desembolso considerable por él para tenerlo un par de años a préstamo. El tercero cuya vinculación expira el 30 de junio es Bruno González, el zaguero de Las Galletas. El centro de la defensa es una de las prioridades a reforzar, el tinerfeño ha caído de pie, pero hay varias aristas por pulir: reformular su contrato actual ya que la temporada, si los plazos se cumplen, aún se estaría disputando tras el 30 de junio (como el de Mayoral; Iván está lesionado) y que alrededor de su futuro posterior es un secreto a voces que cuenta con un preacuerdo con otro equipo para la 2020/2021.
Al margen de la sacudida de la pandemia, la inversión en los últimos años en refuerzos y el incremento en el salario de la primera plantilla con las renovaciones de Campaña, Aitor y el míster Paco López condicionan las operaciones y poder apostar en grande. Y también es un contratiempo la amplia nómina de cedidos que rellenan más de 10 millones de euros (entre salarios y amortizaciones) del Fair Play Financiero para el próximo ejercicio. Son ocho y con visicitudes diferentes. Tres han superado el corte (Moses Simon, Pepelu y Sadiku) y los otros cinco (Luna, Ivi López, Doukouré, Dwamena y Fran Manzanara) no han salido reforzados por un motivo u otro. En ese ‘repóker’ de prescindibles radica el problema fundamental porque Paco López ya ha demostrado que no cuenta con ellos y tampoco el rendimiento de estos jugadores fuera de Orriols ha cambiado la percepción del entrenador ni invita a creer, de momento, en una solución económica-deportiva que pueda satisfacer a todas las partes.
En mi rompecabezas de plantilla no entran ninguno de los ocho. Sin duda que el tema más delicado es el de Pepelu. Su cesión al Tondela ha sido un éxito, un paso que se tenía que haber realizado antes, y ha despertado el interés de clubes con pedigrí, además con el refuerzo de haber alcanzado la internacionalidad con la selección Sub-21. El club se cubrió las espaldas antes de que se fogueara en Portugal e incluyó en su contrato hasta 2021 una opción unilateral de ampliación por un año más. Por supuesto que se ha ganado una oportunidad, pero en la medular no me salen las cuentas. Hay excedente, con apuestas potentes económicamente con más sombras que luces, y ahora además con la llegada de Mickael Malsa, en su caso libre de contrato y ajustándose a la ‘economía de guerra’. La pelota está en el tejado del Levante que deberá convencer a su joya con un proyecto menos inmediato del que le gustaría al canterano debido a ese ‘overbooking’ o sentarse cara a cara para analizar las propuestas que vayan llegando y dejarle volar en solitario. Una decisión que dará que hablar. Me encantaría que se quedara y triunfara en Orriols, pero en su zona de acción tiene muchos obstáculos que debería superar.
Con Moses Simon se aliviará la situación. La suspensión de la Ligue 1 ha impedido que alcanzara las dos premisas para que se hiciera efectiva la opción de compra obligatoria de cinco millones de euros por parte del Nantes: que participara en 25 partidos oficiales y anotara 10 goles, aunque el conjunto galo también podía ejecutarla de forma voluntaria antes del 30 de mayo. El nigeriano ha disputado 30, se ha quedado a un tanto (9) y ha dado además 8 asistencias. Ha sido una de las revelaciones de la competición y el Nantes acometerá la operación, como así anunció el sábado su presidente Waldemar Kita, consciente también de que ha despertado el interés de más equipos (de Francia, Alemania, Inglaterra y China) y podría hacer más negocio incluso que el propio Levante, que con esos cinco ‘kilos’ se resarciría de los 3,8 que desembolsó en su día, además de la ficha del jugador. En agosto de 2018 se hizo oficial su llegada a Valencia hasta 2023 desde el Gent.
Con contrato hasta 2021 tras renovar, encajar su salario y adaptarse al mínimo de la categoría impuesto por LaLiga al Málaga para marcharse cedido a Martiricos, Armando Sadiku ha brillado en La Rosaleda con sus diez tantos. Indiscutible para Víctor Sánchez del Amo y Sergio Pellicer, el ariete albanés está ansioso por reanudar la competición en plata y aún cree en acceder a la promoción de ascenso y en ampliar sus números realizadores, que ya de por sí son un buen aval para negociar un traspaso y de paso no tener que acometer un salario que supera el millón de euros. Sin embargo, el jaleo del Covid-19 lastra cualquier tasación tanto de entradas como de salidas, donde, sobre todo, los focos están en las propuestas que podrían llegar por Aitor, Campaña, Bardhi y Roger, los más cotizados.
El gasto de salario de plantilla ha crecido, pero el importe de la cifra de negocio no aumenta en la misma proporción, ahora con la bofetada del coronavirus que ha afectado en los derechos de retransmisión. El mensaje oficial es claro. Quico Catalán y la dirección deportiva encabezada por Manolo Salvador y David Navarro son conscientes de no podrán invertir en la contratación de futbolistas que eleven el nivel de la plantilla hasta no encontrar una solución al exceso de equipaje y/o se produzca un gran traspaso que cambie la situación del Fair Play de la próxima temporada. Mientras tanto, el trabajo de Segunda está siendo coherente y satisfactorio. Cerrados los acuerdos con Son y Malsa, hay más nombres de LaLiga SmartBank que han sido seguidos al detalle, algunos que han disparado su cotización y son prohibitivos como los delanteros Luis Suárez (Zaragoza) y Darwin Núñez (Almería), además de Martín Merquelanz, compañero de Malsa en el Mirandés donde está cedido por la Real Sociedad (su vinculación finaliza en 2021). En tiempo de crisis, hay que encontrar soluciones en un hábitat donde el Levante ha demostrado que sabe moverse como pez en el agua.
No queda otra que ajustarse el cinturón por el aldabonazo de realidad y dejar además en ‘stand-by’ otros deberes que hay sobre la mesa en forma de renovaciones de varios futbolistas que acaban en 2021. Antes del confinamiento, la de Morales quedó pactada para junio y por Rochina también hay una predisposición clara para ampliar una unión que expira a la par que la del ‘Comandante’. También Postigo, futbolista con ascendencia dentro y fuera del terreno de juego, finaliza en 2021, pero en su caso tiene una temporada opcional que cerró en su anterior modificación contractual oficializada en febrero de 2019.
Son demasiadas incógnitas por despejar en una plantilla que el sábado confía en empezar a preparar la vuelta a la competición, siempre y cuando no haya ningún positivo en los test que se realizarán desde hoy hasta el jueves. Los operarios de limpieza y jardinería ya se han puesto manos a la obra para adecuar la Ciudad Deportiva de Buñol para este regreso gradual. Hay ganas de que vuelva el fútbol, que se disputen las once jornadas pendientes, pero sigo percibiendo un espíritu reticente, intranquilo, excesivamente dubitativo y por momentos con afán de obstaculizar. La realidad es que todavía no hay una certeza absoluta alrededor de todo este caos y que el riesgo a un rebrote está presente.