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opinión

Nadie quiere irse y todos quieren venir

Fichar bien consiste en tener rapidez, precisión, oportunidad y discreción. Y por ahora, el club lo está bordando. Ahora falta que Mateu Alemany remate las operaciones abiertas con la misma brillantez con la que resolvió las del pasado verano...

23/05/2018 - 

VALÈNCIA. Alemany hace números, Marcelino lidera y el valencianismo les sigue. Sobran los motivos: tras dos temporadas de mediocridad, en caída libre, su pequeña sociedad ha devuelto al Valencia CF al lugar que su historia exige y merece: la Champions League, el ecosistema de los mejores. Y el valencianismo, con los pies en la tierra pero la ilusión por bandera – el fútbol no consiste en vender humo, pero sí se alimenta de ilusión-, aguarda impaciente para conocer los primeros pasos de la hoja de ruta diseñada en los despachos y el banquillo. El retrato robot de lo que se quiere es público y notorio, no se esconde: jugadores útiles, de no demasiada edad, de buen nivel y que no tengan un precio disparatado. Habrá que elegir bien, de manera certera y si puede ser, dejar rematadas las operaciones en curso antes del Mundial, para evitar que el coste de los futuribles no se dispare y acabe por dejar fuera de juego a un VCF que todavía no puede aspirar a grandes dispendios.

Y esos primeros pasos se están dando: Zaza, valga o no, sea más simpático o no, haga goles o no, está en la puerta de salida porque el entrenador busca un perfil de delantero menos estático, más móvil y más rápido. Gayà, que había sonado como moneda de cambio en el mercado, renueva y se queda. Cancelo, que sigue siendo un foco de interés porque el Inter se resiste a soltar la mortadela, podría pasar de ser problema a ser solución, porque si no aflojan la mosca, Marcelino tendrá su lateral derecho titular. Por Kondogbia se van a poner los 25 kilos de su compra definitiva y en el asunto Gonçalo Guedes, sigue la partida de ajedrez individual entre Peter Lim y el jeque del PSG, en la que reparte cartas Mendes. Marcelino quiere que Guedes, Guedes quiere quedarse en Valencia, el club lo está peleando – bien cedido o bien fichado definitivamente- y si el cuadro parisino no recibe una oferta mareante, todos los caminos del futuro del extremo parecen conducir al Turia. Las hojas del calendario avanzan, el PSG aún no tiene confirmación de si será sancionado o no y pese a que hay un Mundial de por medio, parece que lo más factible es que Guedes acabe por vestir, otro año más al menos, la camiseta del Valencia, porque ya saben, “los jugadores juegan donde quieren jugar”.

Eso también sirve para Rodrigo. Marcelino no quiere que salga, él no quiere irse y salvo que llegue una oferta por un mínimo de 60 kilos, el club no va a dar vía libre a su traspaso. No hay día que no se le vincule con el Atleti, pero en cuestión de dinero, la vía inglesa parece una mayor amenaza en el mercado. Veremos si Rodrigo acaba jugando donde quiere jugar. Por ahora, sí. Otro que también quiere jugar donde prefiere es Daniel Wass, vinculado al VCF y pieza cotizada en el mercado, pero que ve con buenos ojos pisar Mestalla. Otro que suspira por vestir de blanquinegro es Marcano, que lleva meses sonando y que un día está más cerca y al siguiente, lejos. Otro que tiene muchas papeletas para estar en las quinielas y que estaría encantado de fichar por el Valencia CF sería Kevin Gameiro, delantero del Atlético de Madrid, que no cierra la puerta a la operación pero que supedita toda su política de fichajes, compras y ventas, al futuro de Griezmann. Y otro del que se habla bastante, pero menos de lo que se debería, quizá porque la operación aún no está madura, es de Alassane Plea, el delantero del Niza. Se trata de un futbolista extraordinario: potente, fuerte, rápido, elegante, ideal para las transiciones defensa-ataque, un trueno a la contra y que, además de poderío goleador, tiene visión de juego. El Valencia está ahí, en la puja. Gusta y mucho, pero para poder llegar a lo que los franceses piden por él, sí o sí, habría que vender a un par de jugadores. El tiempo dirá.

Eso sí, poco a poco, día a día y nombre a nombre, las piezas van encajando en el puzle de Marcelino que tratamos de recomponer los periodistas, que tenemos menos información de lo que nos gustaría en estos momentos. Algo malo para nuestro gremio y fantástico para el VCF, porque cuantos menos operaciones se publiquen, cuanto menos se radien los fichajes y menos se televise el interés por unos jugadores u otros, más capacidad de maniobra y de éxito tendrá el club. Fichar bien consiste en tener rapidez, precisión, oportunidad y discreción. Y por ahora, el club lo está bordando. Ahora falta que Mateu Alemany remate las operaciones abiertas con la misma brillantez con la que resolvió las del pasado verano, que consistió en fichar poco, pero muy bueno y escogido. Eso sí, con la euforia de la Champions, algunos están pasando de puntillas que el milagro deportivo de Marcelino no sólo se demuestra en la clasificación, sino que su impacto es mucho más beneficioso para el club: hace doce meses nadie quería venir al Valencia y los que estaban querían marcharse a cualquier sitio. Ahora, con Marcelino al mando, el cuento ha cambiado: no hay jugador del Valencia CF que no quiera quedarse y no hay jugador en el fútbol europeo que no quiera jugar en un grande que jugará la Champions. Un pequeño paso para la jungla del mercado del fútbol, pero un paso de gigante para el creciimiento del Valencia.

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