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opinión

Propuestas para modificar la reputación del Valencia

8/11/2018 - 

VALÈNCIA. Ah, menos mal que, ante nosotros los advenedizos, estáis vosotros, curtidos en mil batallas y que todo lo sabéis sobre el Valencia. Afortunados somos por vuestra presencia porque así podemos corregir nuestras posturas torcidas y, gracias, a vuestros consejos sabios, reconducir nuestra errática reputación. 

Solo basta aplicar alguna de las enseñanzas que vociferáis. A saber… 

Si llegas a noviembre sin ganar un partido de Liga, jamás muestres disconformidad. Es algo que no suele suceder fuera de nuestras fronteras. En los países vecinos, más allá de Valenciastán, los aficionados locales, cuando encadenan empates y derrotas, cuando su equipo al llegar a noviembre no ha ganado un partido de Liga, lo que suelen hacer es sacar matasuegras y celebrar cada partido perdido con todo una salva de fraternidad. Si al acabar el encuentro perdido, la hinchada despidiera a su equipo con lanzamiento de confeti y aplausos a rabiar, nuestra reputación comenzaría a cambiar. 

No sentir ninguna emoción con los nuevos fichajes. Siguiendo con los consejos de otros congéneres de nuestra propia comunidad, jamás debemos sentir ni la más ligera emoción -¡ya no digamos alegría!- ante la llegada reciente de un delantero prometedor, al que los sesudos analistas definían como un buen fichaje. Pongamos un ejemplo práctico, la próxima vez que llegue un Batshuayi cualquiera, además de gritarle gordo (preventivamente) en los entrenamientos, calmaremos nuestros pálpitos interiores asegurándonos que ese delantero va a ser un fracaso completo. Así, cuando salga mal, nadie nos podrá reprochar que nos alegramos con cualquier cosa. ¡Eso sí, no pitemos, porque si no incumplimos el propósito anterior! 

No dudar de Marcelino jamás (¡ni aunque sigas creyendo que es el entrenador adecuado!). Se trata de revertir nuestra reputación, recuerda, así que por mucho que haya evidencias que hagan cuestionar la dirección de Marcelino, incluso aunque creas (como es mi extraño caso) que es el entrenador adecuado pero que ha cometido por omisión errores de bulto, jamás dudarás de él. ¡Y si no mira el partidazo ante el Young! 

Achacar los malos resultados a la mala suerte de cara a puerta. Ah, que se me olvidaba, admitiréis sin pestañear la teoría de que el equipo no solo no es que no tenga problemas, sino que hace todo lo posible pero le falla el azar de cara a portería. Veis lo que pasó contra el Young, si es que era cuestión de días que los goles entren sin parar. 

De nada sirve haber sido pacientes, haber estado continuamente con el equipo. ¡No había ninguna crisis!

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