VALÈNCIA. Aún hay quién pregunta, escandalizado, qué pasa con Pepelu. Hay días en que, mientras desayuno, que es cuando se toman las grandes decisiones, me entran ganas de dar un giro de timón a mi faceta de columnista, abandonar lo de escribir entre líneas, jubilar la sutileza estilística y dejar de confiar en la inteligencia del lector. No se sofoquen. Es sólo una tentación pasajera.
Para saber cómo va esto del fútbol (ergo esto del levantinismo) sólo hay que ser un poco despierto y diferenciar entre información fiable y opinión independiente, por un lado, y propaganda, por el otro, aunque la propaganda llegue a menudo con el envoltorio de información; hay que discernir entre periodistas con credibilidad y correveidiles de directivos, representantes y futbolistas. Cada uno es libre de hacer como considere. Y, ojo, que yo no juzgo a colegas. No lo hago nunca. No en público, al menos. Tampoco a lectores. Sencillamente constato que hay periodistas que se alimentan del miedo a la verdad de los lectores, un mal demasiado extendido. Hay una parte considerable de la ciudadanía que sólo quiere una hoja parroquial que le edulcore la realidad, que elige la pastilla azul de Morfeo en Matrix. En el fútbol y en la vida. Y siempre hay alguien dispuesto a escribirla, ilustrarla y publicarla.
Tampoco le reprocho eso a nadie. A mi a veces me entran ganas de no llevar a mis hijos pequeños a Orriols, de no inocularles este veneno tan envuelto de farsa y mentira. Pero concluyo que no puedo aislarlos de la vida. Y el fútbol, con su farsa y su mentira, es parte de la vida. Mejor esforzarse para que entiendan qué representa ser del Llevant y para que tengan una mirada crítica que dejarlos al pairo y que se hagan del PSG o del City. Es mi elección personal. Obviamente no le pido a nadie que lo haga.
Pero de verdad me sorprendre que haya quien pregunte por qué Pepelu no juega, por qué Campaña es intocable, por qué Vukcevic es un apestado, qué hace un tipo como Pereira en Primera, por qué Gómez o Soldado tienen preferencia, aún renqueantes, sobre Cantero, por qué Coke comenta partidos del Sevilla y un largo etcétera. No sé. Podría hacer los artículos tipo test y responder con monosílabos pero no pienso llegar tan lejos. Sólo les haré unas cuantas preguntas: si Pepelu juega y triunfa ¿cómo quedarán los que intentaron deshacerse de él? ¿Cómo va a ponerlo Pereira, si los que intentaron deshacerse del canterano de Dénia le han regalado la oportunidad de su vida al pacense? Y más aún: ¿Cómo va a negarles usar el escaparate del once para futuras operaciones?… Sigan ustedes concatenando preguntas, con inteligencia, y las respuestas les marcarán el camino hasta nuestro triste e incierto presente, más ensombrecido si cabe con la presentación de unas cuentas preocupantes que podrían acabar con una patada y a seguir, si no se alerta con suficiente insistencia sobre la terrible perversión del préstamo de CVC que se va a presentar como el gran parche: 70 millones para tapar agujeros (injustificables) en los próximos cuatro años y medio siglo hipotecados. La historia del Llevant está plagada de chapuzas así que nos tuvieron hundidos en la miseria durante décadas. Sin ir más lejos: pese a la quita aún seguimos pagando, casi dos décadas después, la deuda de los ascensos de Jerez y Lleida.
Sé que cuesta digerir en qué se está convirtiendo el club de nuestras vidas, pero cuando elijan, piensen en nuestro futuro: ¿pastilla roja o pastilla azul? También, por supuesto, cuándo decidan qué hacer con sus acciones de cara a la próximo Junta.