VALÈNCIA. 19 veces tiró el Llevant a la portería de Rui Silva. Metió infinidad de balones al área: en corto, aéreos. Lanzó ocho córners. Rozó el 72% de posesión. Lo intentó por el centro y por las bandas. Se vació por completo…Y sin embargo no fue capaz de llevarse de Granada tres puntos que eran vitales para aumentar la confianza en las propias posibilidades y escalar posiciones en la tabla. El fútbol no es una ciencia exacta, aunque para algunos el empate es un soberano fracaso. En mi opinión el equipo hizo todo lo que pudo para ganar. A veces ni así se consigue. Muchas veces. Por eso es fútbol. Por eso nos gusta.
Si los de arriba hubiesen tenido una pizca de acierto quizá la escuadra granota se hubiera impuesto por 1-3. Por momentos fue un rodillo. En cuatro minutos pudo marcar tres tantos, antes del empate: un testarazo de Rochina que rozó el palo (25'), un control de fantasía de Bardhi que acabó en chut entre palos de rugby con todo a favor para marcar (27') o un centro-chut de Miramón que sacó Silva por encima del larguero. Por poner un ejemplo. Hubo muchas más. Si cuela tres hoy nadie habla de crisis en Orriols, eso seguro.
El fútbol es el gol y al Llevant le está faltando definición en este inicio liguero. O suerte. Que los pequeños detalles se inclinen a favor. Tras un arranque espectacular, Morales –que entró en el once tras una sorprendente recuperación exprés– ha ido deshinchándose y lleva partidos sin aportar apenas nada, pero puede volver en cualquier momento. Roger, por su parte, vive del gol, del remate. Lucha y pelea siempre. A veces es capaz de inventarse goles él mismo; otras no. En las últimas campañas el Llevant ha dependido de sus goles; el ariete, si está en racha, puede cambiar la dinámica del equipo. Siempre que lo respetaron las lesiones fue decisivo: en el ascenso de 2017, con 22 tantos; y en las dos últimas en Primera (13 y 11). No contamos la 17/18 en que se rompió la rodilla y sólo anotó tres. Ayer tuvo dos claras: un mal remate de cabeza que se marchó alto y un tiro pegado al palo que desvió Silva lo justo para enviar al córner.
De Sergio León ayer se vio qué se puede esperar. Su participación fue desesperante. Quién sabe por qué razón salió él al césped y no Dani Gómez, un delantero que deberá curtirse, crecer y rendir a un tiempo. Quizá López creyó que con su olfato de viejo rockero podía cazar algún balón en el área. Algo de eso hubo, pero con una definición desastrosa. De todos ellos, en gran medida, depende el gol y por tanto el futuro de este equipo. Hay más claves, claro. Pero hablamos de ayer. Dominio y ocasiones. Sólo faltó el gol. Definición y último pase. La inspiración de Roger. La de Morales. El crecimiento de Gómez. La consolidación de Bardhi. Etcétera.
López volvió a apostar por Melero para llevar la manija del equipo y el chico lo dio todo, aunque no es la parcela donde más destacan sus cualidades. Ayer no estuvo Campaña por una baja sembrada de dudas. La versión oficial es que estaba tocado desde el viernes, por unas dolencias musculares, pero no se anunció hasta una hora antes del partido. Su ausencia permitió volver a preguntarse cuál es la extraña razón por la que Bardhi (o Rochina) no ponen siempre el balón parado.
En todo caso la baja más sensible sigue siendo la de Vukcevic. El montenegrino ya era un puntal esencial, ahora junto a Malsa. Sin él sobre el césped el Llevant no acaba de carburar. Ayer hasta la expulsión de Gonalons (justísima) el equipo hizo aguas cuando el Granada robaba, sin nadie que protegiera las espaldas de los laterales y con Postigo mostrando de nuevo sus costuras. Afortunadamente Vezo firmó un partidazo (tras su suplencia ante el Celta). Sin su inspiración el Granada, incluso con diez, hubiera podido poner en aprietos a Aitor, que estuvo prácticamente inédito. El portugués fue inexpugnable. Y además empujó del equipo hacia arriba.
El Granada se encerró de forma muy ordenada para salvar un punto. El Llevant hizo merecimiento para llevarse los tres. Para muchos tiene poco mérito ante un rival con diez que venía de jugarse la vida en Europa, entre semana. Precisamente está viviendo esas experiencias porque es un bloque sólido y rocoso, muy difícil de batir para cualquiera, aún con diez. No hay ninguna regla no escrita que diga que al rival con diez hay que meterse cuatro, aún a domicilio, aunque sea el séptimo del curso pasado. Recuerden a Helenio Herrera. Lo peor es que estas sensaciones están instaladas en la sala noble de Orriols. Y hay ruido de sables. En los grupos de WhatsApp más influyentes del levantinismo. Quico podrá aguantar el tirón, pero necesita resultados que eviten el nerviosismo. Llega el Alavés para estrenar la cubierta del Ciutat. Una victoria relajaría la tensión y disiparía dudas. A ser posible con buen juego. En todo caso esto está empezando. Y los recursos de este Llevant son amplios. Como mínimo, muy superiores a los de seis u ocho equipos de Primera. Si no, al tiempo.
Granada 1-1 Llevant UD
UNO A UNO: Aitor (sc); Miramón (6) (Son (6) 59'), Postigo (4), Vezo (8), Clerc (7); Rochina (6) (De Frutos (5) 67'), Melero (6), Malsa (7) (Radoja (5) 68'), Bardhi (8); Morales (4) (León (3) 59'), Roger (5).
—Paco López (5).
Goles: 1-0 Machís 7'; 1-1 Vezo 33'