VALÈNCIA. Le podríamos exigir al Llevant de Paco López que bailara y goleara al Sevilla en el Pizjuán, pero yo que quieren que les diga… El Sevilla de Lopetegui es uno de los equipos más en forma del continente y un firmísimo aspirante a una de las plazas de podium de La Liga. El Llevant le jugó con una firmeza defensiva asombrosa y estuvo a punto de conseguir un punto de oro, merecido y trabajado, por otra parte. La rabia de Nikola Vukcevic estirándose la camiseta fue la de todo el levantinismo. Era, sin duda, un punto de prestigio que sumaba doble.
El encuentro tuvo dos partes bien diferenciadas. En la primera unos y otros disfrutaron de opciones de marcar e hicieron un desgaste considerable, con presión alta en todo el campo, pese a la asfixiante sensación térmica de 30º. La posesión también estuvo repartida. Los blaugrana, bailando al ritmo de un Campaña brillante, tuvieron combinaciones peligrosas que lo pudieron poner por delante en el marcador. En la segunda ambos equipos especularon con sus capacidades aeróbicas, dosificándose. En ese escenario Campaña y Bardhi, muy exigidos por las coberturas defensivas, se apagaron por completo.
Paco López leyó los cambios con precisión: era momento de insuflar diésel al equipo y Radoja fue sustituido por un Malsa de nuevo muy batallador. El Llevant apenas creó peligro entonces. Apenas alguna escaramuza de Morales y el habitual balón parado, ineficaz. Sin embargo se mostró recio y marcial en la retaguardia. Y consiguió que los sevillistas no creasen peligro. Un gol anulado (con demasiado suspense; era clarísimo), algún centro al área y el fatídico remate de En-Nesyri que ni siquiera era ocasión de gol. El de Fez se inventó un remate prodigioso ante el cual nada pudieron hacer ni Duarte (que había secado a De Jong) ni Postigo ni Aitor. Señalarlos no es justo. Tampoco fue culpa de Toño, que se marcó un partido soberbio con las ayudas de Bardhi, Campaña, después De Frutos o los centrales y mediocentros. El Sevilla apenas hacía daño, el partido se consumía en tablas y las subidas de Navas como último recurso estaban cantadas. La mitad de los ataques sevillistas se volcaron junto a aquella línea de cal.
¿Toño pudo haber estado más protegido en este tramo final? Tal vez, pero si En-Nesyri no conecta el testarazo ajustadísimo y forzado (un golazo, al fin y al cabo) ahora probablemente estaríamos hablando de uno de los partidos más serios en defensa de la "era Paco López", con un punto dificilísimo en el zurrón.
El Llevant tampoco practicó el fútbol brillante y eléctrico del Sadar, donde mostró una superioridad aplastante, efectivamente. Cada rival es un reto, con sus singularidades. Podría ser un recurso retórico de Paco López en rueda de prensa y de hecho dijo algo así en la previa, pero es que es la verdad: el Sevilla exigía una especificidad táctica y López dio en el clavo. El Llevant desesperó a Lopetegui hasta el extremo de que lo expulsó Estrada, que jamás olvidará la mirada ni el grito de Vukcevic en otro lance. La diferencia entre navarros e hispalenses es abismal. Y el fútbol granota está mucho más cerca de éstos que de aquellos. Esa es la gran noticia. Con las limitaciones propias del abismo presupuestario, lógicamente.
Sevilla FC 1-0 Llevant UD
UNO A UNO: Aitor (6); Son (7) (Miramón (sc) 90'), Vezo (7), Duarte (7), Toño (7); Campaña (6), Vukcevic (7), Radoja (7) (Malsa (6) 61'), Bardhi (6) (De Frutos (6) 61'); Melero (6) (Postigo (6) 76'), Morales (7) (Roger (sc) 76')
Paco López (7).
GOL: 1-0 En-Nesyri 92'