VALÈNCIA. Si la plantilla no te lo permite, no rotas y ya está. Cuesta comprender que se cuente con determinados futbolistas por motivos tan etéreos como que nos pueden hacer falta y los necesitaremos enchufados. Por diversos motivos, Coke y Toño llevan demasiado tiempo (nada que ver con el coronavirus) con unas prestaciones difíciles de aceptar en el fútbol de élite. El esfuerzo de López por rescatarlos es encomiable, pero fue suicida hacerlo ante un rival que lo fía todo a su percusión por bandas. Porque no se enchufan. Hoy por hoy, como vienen demostrando todo el curso, con alguna excepción puntual, Miramón (pese a su mal partido en Mestalla) y Clerc están a un nivel muy superior. Y es difícil entender que no sean indiscutibles.
Para proteger esas bandas, López sacó a Bardhi del once, metió a Melero por el centro, junto a Vukcevic, les ordenó cuidar de los centrales y a ellos de los laterales. Ya conocen la dicha popular: desvestir a un santo para vestir a otro. No salió bien. Pudo costar la derrota.
Hay un segundo asunto peliagudo: Gonzalo Melero. Desde que López entrena al Llevant es el futbolista por quien más ha insistido a la secretaría técnica. Lógicamente le gustan sus virtudes y se esfuerza por explotar su mejor versión. Melero, sin embargo, recuerda a veces a Doukouré: demasiado arriba para las ayudas defensivas; demasiado impreciso para el último pase arriba, y errores no forzados en la entrega. Lucha, cabalga pero no encaja tácticamente. En el 60', cuando el míster de Silla hizo las primeras sustituciones el Sevilla tenía contra las cuerdas al Llevant y pedían el cambio a gritos Coke, Toño, Melero, desacertados, y tal vez Rochina, exhausto. Por entonces Vukcevic mantenía vivo al equipo con su disciplina táctica y sus coberturas. López sorprendentemente sentó al montenegrino y mantuvo al madrileño. Podría argumentarse que le salió bien, aunque en realidad las salidas clave fueron las de Miramón por Coke y Hernani por Morales.
En la primera mitad el Llevant había saltado a la impecable alfombra de la Nucia a por el partido, pese a tener enfrente a un rival superlativo, poderoso en todas las facetas del juego. La primera mitad estuvo igualada, aunque ya se evidenciaron las costuras habituales de la escuadra blaugrana en bandas. El travesaño de Munir, de falta directa, en el 15', no amilanó al Llevant que, pese a sus carencias, se defendía ordenadamente y amenazaba al contragolpe. Mayoral estuvo dinámico y trabajador, como siempre, y supo retener y bajar balones en momentos complicados, pero le falta malicia y tener el gol entre ceja y ceja. Es joven y constante, no obstante. Será un delantero mayúsculo, un hombre de club. Ojalá se quede.
En defensa, Coke y Toño exigían a sus compañeros coberturas permanentes; el partido pilló al zurdo en muchos momentos fuera de posición y además no estuvo incisivo en ataque, como otras veces. El Llevant, que jugaba contra el sol, en todo caso, parecía el más beneficiado ante la perspectiva del descanso. Estaban aún por llegar dos zarpazos de calidad que acongojaron a Lopetegui. Debió tomar nota de cara al final del partido pero no lo hizo. En el 44'combinaban entre líneas Campaña y Rochina, y éste asistió al hueco a Mayoral, que no llegó a embocar a gol por treinta centímetros. Un minuto después era el sevillano quien asistía al saguntino. Aunque el árbitro pitó fuera de juego la jugada fue un serio aviso.
Al medio minuto de la segunda mitad una jugada de billar con tres toques, de portería a portería, dibujaba el 1-0. Diego Carlos lanzó un pase de 60 metros, Munir pilló la espalda a Coke en velocidad y la puso en el corazón del área, donde De Jong empujó a la red. El Sevilla se adelantó previa consulta al VAR, que hizo ingeniería de líneas y colores para marcar las rayas y decidir en qué frame parar la imagen. Dieron el gol por bueno como pudieron no hacerlo. Una de esas jugadas en que es imposible acertar. Nada que objetar. El gol puso al Llevant contra las cuerdas y dio alas al Sevilla que vivió sus mejores momentos y pudo sentenciar. En el 53' Hernández Hernández anuló el 0-2 de Diego Carlos, tras cabecear solo en el corazón del área, por una falta a Campaña que apenas fue una caricia. Aquello dejó con vida a los granotes.
No parecía, en todo caso, que serían capaces de levantar el marcador. Morales, desacertado por enésima vez, frustró algunas situaciones potencialmente peligrosas con malas decisiones finales. Pero en el 68' se plantó ante Vaclik, aunque se dejó encimar por el central. En sus buenos tiempos le hubiese roto la cintura. No le quedaba resuello y dos minutos le sustituyó Hernani. Eso cambió el partido. Melero tuvo un cabezazo que se le marchó alto en el 78', pero el Llevant empezó a carburar, sabiendo que ahora tenía dinamita en la banda derecha y sacó el talento justo para mover el balón en aquella dirección.
Campaña, irregular, empezó a combinar con Melero, con los centrales, con Bardhi, entre líneas con Mayoral, en banda con Miramón y Hernani. Fluyeron balones al corazón del área o en la frontal y el Sevilla fue metiéndose atrás, temeroso de perder el botín. Craso error, como reconoció Lopetegui en rueda de prensa. En el 86', en una de esas jugadas, Miramón centró duro al primer palo a media altura, Vaclik rechazó como pudo y el rebote en Diego Carlos acabó en la red. Poco antes la defensa sevillista había salvado bajo palos un remate de Hernani. Para sorpresa de propios y extraños, como ya sucedió en Mestalla, el Llevant mantuvo la inercia, firmó algunos acercamientos peligrosos y estuvo a punto de cerrar la remontada con un balón ajustado de Mayoral que Vaclik sacó junto al palo, con la punta de los dedos.
LlevantUD 1-1 Sevilla FC
UNO A UNO: Aitor (7); Coke (3) (Miramón (6) 60'), Bruno (7), Vezo (7), Toño (3) (Clerc (sc)86'); Campaña (6), Melero (5), Vukcevic (6) (Bardhi (5) 60'), Rochina (6) (Hernani (7) 71'); Morales (4) (León(4) 71'), Mayoral (6).
—Paco López (6)
GOLES: 0-1 De Jong 45'; 1-1 p.p. 86'.