VALÈNCIA. Llevamos más de un tercio de temporada y nuestro Valencia deambula por las posiciones medias de la tabla clasificatoria. Una victoria en Balaídos haría que las distancias con las posiciones europeas se fueran recortando. Pero llevamos esperando mucho tiempo una victoria que se resiste durante muchas jornadas. El equipo vigués si le dejas combinar es un plantel complicado, con buenas individualidades y buen juego colectivo.
Sueños
Podríamos pensar que Vigo será el inicio de una escalada. Podríamos pensar que la sequía goleadora finalizará acompañada de una cobertura pétrea. Podríamos soñar que tenemos un equipazo, pero ¿Qué equipo tenemos? Podríamos pensar que Cañizares supera a Cillessen pero a una distancia asumible; que Foulquier no es Anglomá, ni Miguel Brito; que Paulista, Diakhaby y Alderete no son Ayala, Pellegrini ni Djukic; que Gayá no desmerece en absoluto a Carboni o Fabio Aurelio; que Guillamón aunque está realizando una gran temporada aún está lejos del gran David Albelda; que la eficacia de Wass no llega a superar al Pipo Baraja; que Carlos Soler podría disputar su puesto con Ángulo o Rufete; que Cheryshev no supera ni por calidad ni por rendimiento a Vicente ni al Kily González ; que Maxi no nos ha hecho olvidar a Villa, ni Hugo Duro a Mista, ni Manu Vallejo a Juan Sánchez, ni Guedes a Aimar. Entonces ¿podemos hacer grandes gestas con el equipo actual? Podríamos pensar que la profecía del presidente actual que comentó que en diez temporadas con jugadores de la cantera el Valencia sería campeón de liga se cumplirá . Podríamos soñar que el sentimiento valencianista en los dirigentes actuales está a la altura de los Arturo Tuzón, Paco Roig, Pedro Cortés, Jaume Ortí, Agustín Morera, Juan Soler etc. Podríamos pensar que la gestión deportiva, económica y social estaría trufada de los mejores profesionales. Podríamos soñar que el "buñuelo" de la Avenida de las Cortes Valencianas se convertirá en el estadio al que se comprometieron y que será la envidia de toda Europa. Podríamos pensar que los éxitos deportivos que se consiguieron hace años no tardarán en volver. Podríamos pensar hasta que un burro vuela. Podríamos pensar tantas cosas que algunas parecen imposibles desde la perspectiva actual.
Dedicación y amor
El pensamiento es libre pero, que aquello que deseamos, se convierta en realidad, requiere dedicación, cariño, esfuerzo, trabajo, sabiduría y conocimiento. No observo nada de ello en la sala de máquinas de las decisiones del club. No noto dolor en la derrota. Hay que querer al club señores. El Valencia es un club centenario que es el orgullo de todos los valencianistas en los buenos y en los malos momentos. Quedé claro que hablo de la parte directiva, no de los currantes en el césped. Por ello prefiero no pararme a pensar. Prefiero ir al estadio y ver el ambiente en las gradas, con las bufandas valencianistas ondeando al viento . Prefiero escuchar las bandas de música que amenizan el prólogo de los partidos. Prefiero aplaudir al equipo y esperar una victoria con la que pasar la semana más alegre. No quiero pensar en nada más porque si me detengo a pensar más, me deprimo. Y estamos en unos momentos donde debemos apartar la depresión y acercar la alegría y la esperanza de un futuro mejor. Pongan, señores dirigentes, las bases para ello. Los aficionados valencianista lo agradeceríamos. Sin una buena gestión los éxitos deportivos son una quimera.