VALÈNCIA. El Levante necesita su aspirina. Y se esconde en Orriols. Los hombres de Julián Calero vuelven a casa después de una travesía por el desierto las dos últimas semanas, en dos salidas de nefasto resultado que han alejado al equipo de la parte noble de la clasificación. Aunque los granota arrancaron la competición con excelentes sensaciones lejos de su feudo, es ahora cuando necesita que la energía del Ciutat, donde no ha perdido este curso, se imponga este jueves. El rival, un Deportivo de La Coruña que no pierde desde hace exactamente un mes, pero que cuenta por empates sus tres últimos duelos. Y las tablas no valen esta noche. 

De sumar un punto, el Levante no solo se mantendría balanceado en la zona media de la categoría, sino que vería minada su moral tras el gran inicio de campaña, que ha ido diluyéndose con el paso de las jornadas y la aparición de los primeros contratiempos en forma de plaga de lesiones. Las sensaciones del cuadro de Calero están lejos de encoger la imagen de un equipo desnortado; más bien, sus hombres mantienen la competitividad, aunque los marcadores empiezan a dibujar el posible objetivo de una temporada que se hará larga. No obstante, ganar hoy podría suponer el regreso a la zona de play off.

Mientras tanto, las lesiones ahogan las alternativas del entrenador, que se presentará de nuevo con trece fichas de primer equipo. Cinco son los jugadores lesionados -Algobia, Cabello, Iborra, Brugui y Pampín- y uno, el sancionado -Oriol Rey se lo pierde por acumulación de amonestaciones y eso sí le complica la existencia a Calero en su medular-. El once de arranque, por tanto, tendrá irremediables novedades: Lozano para completar el círculo central o un cambio de idea con Fabrício y Espí en la ofensiva.