VALÈNCIA. La línea ascendente de Valencia Basket es imparable. Está de dulce y así llega a la Copa de la Reina. Ya se subrayó la pasada campaña el potencial taronja. Se metieron en el top 8 de Eurocup Women y llevaban buen ritmo competitivo y posicionamiento en zona noble en la fase regular de la Liga Femenina Endesa cuando la crisis sanitaria del coronavirus lo mandó todo al traste para todos. Carpetazo al curso. El club dio una vuelta de tuerca más al proyecto que lidera Rubén Burgos. La llegada de internacionales por España como Laura Gil y Cristina Ouviña, la incorporación de jugadoras con etiqueta WNBA como Rebecca Allen y Marie Gülich, los fichajes de Celeste Trahan-Davis y Laura Juskaite, además de recuperar a Raquel Carrera, hoy internacional, reforzaron la plantilla, que aseguró la continuidad de Queralt Casas, Leticia Romero, Lorena Segura y la experimentada guardia valenciana de Anna Gómez y María Pina.
El primer torneo oficial de la temporada fue la Supercopa de España. Entonces, en una entrevista en este diario, anunció María Pina, esencia de este equipo, que Valencia Basket "será un equipo con determinación, disciplinado, con talento y ritmo". Se torció la Supercopa. Pero en adelante se activó la velocidad de crucero, mayúscula además, desde el inicio de la liga, plasmado también en la Eurocup. Los números de la LF Endesa registran 24 victorias en 25 jornadas. Arrancó voraz el curso y enlazó doce victorias consecutivas. Cayó, pero tuteando, ante Perfumerías Avenida. Y de nuevo construyó otra rachas de otros doce triunfos consecutivos con el último firmado el pasado domingo ante Quesos El Pastor de Zamora.
Por el camino, además de superar una fase de parón por contagios por covid con diversas bajas, se rehizo bien y solventó la burbuja europea con solvencia absoluta. En efecto, la campaña identifica un Valencia Basket con "determinación, disciplinado, con talento y ritmo".