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¿Qué partido vio Torrecilla?

ALICANTE. Es verdad que no renunció a su identidad, no pasó del balón y/o se dedicó a pegar pelotazos, pero otra cosa es que el partido firmado por los suyos se correspondiese con el que Rubén Torrecilla resumía con palabras. El Hércules hizo este domingo tan poco como el Cerdanyola.

Por mucho que el entrenador hiciera un análisis casi triunfalista sobre el encuentro en general y su equipo en particular, la (cruda) realidad es que los blanquiazules coquetearon con el fracaso en el Municipal Les Fontetes. Esto último es especialmente grave no solo porque se medían a un rival de la parte baja que pelea la permanencia, también porque no pasaron del empate (y gracias) en una jornada que invitaba a recortar la desventaja con respecto al primer clasificado, al segundo o a ambos, toda vez que en el Camp d'Esports jugaban Lleida y Badalona, los dos no podían ganar. 

Costó ver hambre, ambición en el Hércules. De hecho, hasta que no se vio abajo en el marcador no pareció espabilar el equipo e incluso el propio técnico, quien no movió el banquillo hasta ese momento para pasar a jugar con dos puntas: la jugada del tanto del Cerdanyola, una acción en el minuto 65 en la que la actitud defensiva de los blanquiazules volvió a quedar en entredicho, fue el aldabonazo que invitó a apretar el acelerador, a hacer un esfuerzo para tratar de puntuar.

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