(EFE/Carlos de Torres). El 20 de julio de 1969 se produjo un hecho histórico: la conquista de la luna. El astronauta Neil Armstrong dio un pequeño paso para el hombre, pero enorme para la humanidad. El mismo día del mismo año, un ciclista belga llamado Eddy Merckx desembarcó de amarillo en el Tour de Francia. Nacía en París "El Canibal", quien este miércoles cumple 75 años.
Cuando el módulo Eagle alunizó en el Mar de la Tranquilidad, las imágenes llegaron en vivo a 620 millones de personas. En la tierra, un "Eagle" del ciclismo despegaba en el podio de París hacia la gloria, hacia unos límites deportivos insospechados que jamás serán superados por un ciclista.
Aquel primer triunfo hace 50 años se conmemoró en Bruselas en el comienzo del Tour 2019 en forma de homenaje, cerca de la casa de Merckx, nacido el 17 de junio de 1945 en una granja de Meensel-Kiezegem. Era el mayor de 3 hermanos en una familia que regentaba una tienda de ultramarinos en el barrio bruselense de Woluwe-Saint-Pierre.
STAN OCKERS SU INSPIRACIÓN
Un total de 445 victorias y récords de todos los colores en grandes pruebas, clásicas y mundiales, destacan a Merckx, que corrió siempre con una cardiomiopatía hipertrófica, como un ciclista único, sencillamente el mejor, aunque para algunos ese título se lo podrían discutir leyendas como Fausto Coppi.
Con solo 4 años ya quiso imitar a su héroe, Stan Ockers, un campeón del mundo, de la Flecha Valona y la Lieja, segundo en el Tour de Francia, quien falleció en 1956 tras sufrir una caída en los 6 días de Amberes.
"Era mi héroe. Ockers había ganado varias etapas en el Tour, ganó el maillot verde dos veces y acabó segundo en la clasificación general. El estaba siempre en las noticias del Tour de Francia, y el Tour lo era todo para mí, era la carrera".
Con 8 años ya iba y volvía de la escuela en bicicleta todos los días y en julio de 1961, se registró en su primera carrera como ciclista en Leken, compitiendo en 13 pruebas antes de lograr su primera victoria en Petit-Enghien. Su progreso como ciclista le llevó a arrinconar los libros.
PALMARÉS GALÁCTICO
En 1964, con 19 años, se presentó en sociedad con el título mundial aficionado, que le colocó el maillot profesional del Solo-Superia después de cerrar su etapa amateur con 80 victorias y la participación en los Juegos Olímpicos Tokio 1964.
En 1965 ya compite en la máxima categoría, logra su primera victoria en Vilvoorde y es segundo en el Campeonato de Bélgica. Un año después, con el Peugeot-BP-Michelin deslumbra con su primera gran victoria, la Milán-San Remo. El 2 de septiembre de 1967 cambió al Faema. Al día siguiente, vistió el Maillot arcoíris absoluto por primera vez en Heerlem (Países Bajos).
El festival de victorias ya sería imparable hasta su retirada en 1978, se iba a convertir en el "Canibal", con un palmarés de locura: 5 Tours, 5 Giros, 1 Vuelta, 3 Mundiales, 19 Monumentos, ganando cada uno de los cinco principales al menos 2 veces (7 en el caso de la Milán San Remo"), todas las carreras del calendario menos la París Tours y con récords insuperables en clásicas y grandes por etapas.
PERURENA Y GONZÁLEZ LINARES SUFRIERON AL CANÍBAL
Los que padecieron la supremacía de Merckx recuerdan su ambición en todas las carreras, y de manera constante. Su estrategia era atacar, arrasar y ganar, en cualquier terreno, en el llano, en la montañas, bajando....
Dos españoles, Txomin Perurena (Oyarzun, Gipuzkoa, 76 años) y José Antonio González Linares (San Felices de Buelna, Cantabria, 74 años), fueron contemporáneos de Merckx y le sufrieron en todas las grandes pruebas.
"Lo bonito hubiera sido juntar a Merckx, Coppi, Bartali , Hinault... pero me guío por el historial y no hay comparación, el belga es el mejor de la historia. Coincidí con él en toda su trayectoria y me impresionó desde el primer momento. Disputaba todo: etapas, la montaña, era exagerado", comenta Txomin, el español más laureado con 156 victorias.
Como ejemplo de ambición, Perurena recuerda una anécdota. "En una Vuelta a Levante vio que en una recta había algo parecido a una bandera y esprintó pensando que era una meta volante, cuando en realidad se trataba del pañuelo de un aficionado, que lo había sacado para sonarse la nariz".
En otro episodio, recuerda Txomin Perurena, vio Merckx una pancarta y salió lanzado. La cruzó en primer lugar, pero se trataba de un cartel del Partido Comunista de España.