VALÈNCIA. La Copa del Rey aparece en el horizonte del Levante. Una competición que queda lejos de la prioridad en el imaginario granota y que llevará al equipo al Nou Estadi Municipal de Olot, a enfrentarse a un Segunda RFEF que hasta hace poco era rival de su filial. Más allá de que el equipo de Javi Calleja viaje a Girona con el evidente propóstio de solventar la eliminatoria y con las posibles rotaciones del entrenador en mente -sobre todo ante la gran oportunidad de acabar en posiciones de ascenso directo en La Liga el fin de semana siguiente-, la realidad es que cuando el club ha pasado por Segunda División y ha pintado el ascenso como objetivo inexorable, el periplo copero ha sido corto.
Ya en el anterior paso del Levante por la categoría de plata, cayó eliminado en la primera eliminatoria. La diferencia subrayable, en este caso, fue que el sorteo le llevó al estadio de un rival del mismo nivel: un Cádiz entonces puntero en Segunda. Lejos de ese detalle de calidad que se da con el actual formato de la competición, los de Muñiz jugaron en el Carranza y llegaron a los penaltis. Era la segunda ronda -en la antigua Copa los clubes de Segunda evitaban directamente el primer cruce- y los de Orriols quedaron apeados desde los once metros. El partido acabó 1-1, con goles de dos clásicos como Dani Güiza y Roger, y el meta Jesús Fernández acabó mandando al Levante a la lona.
En aquella cita jugaron Raúl Fernández, Toño, Saveljich, Róber Pier, Iván López, Jefferson Lerma, Verza, Rubén García, Montañés, Rafael y Casadesús. Campaña, Espinosa y Roger, en aquel curso ya goleador destacado del equipo, fueron los cambios. Muñiz, como probablemente hará este próximo sábado Calleja, realizó algunos ajustes en su once para afrontar la Copa, aunque aquellas eliminatorias previas a la inmersión de los 'grandes' se jugaban a partido único y con La Liga apenas echando a rodar. El choque fue en septiembre y en aquel momento el Levante tan solo había jugado tres partidos oficiales.