ALICANTE. Este jueves se cumple un año desde que Christian Bragarnik se convirtió en propietario del Elche.
Con el visto bueno de la Liga de Fútbol Profesional (contaba con el aval de haber ayudado económicamente a la entidad en el mercado de fichajes del verano de 2019) y cinco días después de constituir Score Club 2019, la filial española de Score Fútbol, la matriz a través de la que articular su negocio de representación de futbolistas y entrenadores, el empresario argentino firmaba en una notaría del centro de Elche la compraventa del 70% del capital social del club franjiverde que por primera vez pasaba a estar en manos extranjeras. Bragarnik formalizaba ante notario un acuerdo fruto de una tan larga como intensa negociación con el expresidente José Sepulcre que en ese momento controlaba el 58% del capital social del club por medio de Tenama Inversiones: el tildado en Argentina de 'dueño de la pelota' adquiría el citado paquete mayoritario de acciones a cambio (inicialmente, pues la cantidades y condiciones se han alterado 12 meses después, aunque los protagonistas no quieren soltar prenda) de un fijo de 20 millones de euros pagaderos en ocho años más un variable cuya cuantía dependía y depende de los resultados deportivos y, especialmente, los económicos en cada ejercicio.
Al mes de detentar la mayoría accionarial, por medio de una operación acordeón, Bragarnik elevó su peso accionarial al 97%, remodelando a continuación el consejo de administración en el que situó a personas de su confianza: a su amigo Omar Floro y a los abogados Julio César Giner y Alejandro Martínez; estos dos últimos y la directora general, Patricia Rodríguez, comparten el poder (ostentan firma mancomunada). La ejecutiva vasca y el abogado ilicitano Joaquín Buitrago, presidente y consejero, no fueron los únicos en continuar en la entidad en sus respectivos cargos pese al cambio de propiedad pues también lo hicieron el director deportivo, 'Nico' Rodríguez, y el técnico José Rojo 'Pacheta'. Eso sí, después de un mercado de fichajes de invierno en el que el argentino optó por no intervenir y del parón en la competición por la pandemia de Covid-19, tanto en el césped como en los despachos todo se aceleró.