La sociedad moderna nunca había presenciado nada similar en cuanto a una crisis sanitaria como la que estamos viviendo. Al principio, hasta ser totalmente consciente de lo que estaba sucediendo y reflexionar sobre toda la información que iba saliendo cada día, parecía que estaba viviendo un capítulo de Black Mirror. No te imaginas que algo así puede llegar a parar el mundo. Unos países más otros menos, pero todo a nivel global se ha visto afectado, se ha parado, y parece que nada pueda frenar lo rápido que va todo. Es un virus. Algo tan pequeño al ojo humano, pero causa una daño grandísimo. A veces, el ser humano se piensa más de lo que es y esto nos ha puesto en nuestro lugar.
Por suerte, no tengo familia o conocidos que se hayan contagiado. Sí tengo conocidos que trabajan en la sanidad y, por fortuna, no lo han cogido o no se ha manifestado la enfermedad.
Para los deportistas todo se nos ha ido por tierra. Estábamos con la mente fija en junio y julio de este año en esa clasificación para los Juegos de Tokio. Unos ya la tenían, otros teníamos que luchar un poco más por la plaza. Me encontraba en un estado de forma para llegar en el mejor momento ese verano. La pandemia nos ha fastidiado. Pero dadas las circunstancias no se podía hacer otra cosa, porque los deportistas también teníamos que llegar en las mejores condiciones, la salud y seguridad se debía garantizar, y el aplazamiento de los Juegos lo considero muy lógico. Será en 2021. Las fechas parecen coherentes. Aún así quizás tendremos que ir con cuidado. La clasificación es un poco locura en judo. La verdad que un parón de este tiempo nos viene incluso bien para respirar un poco e incluso para ir con muchas más ganas y mejor preparados a 2021.