VALÈNCIA. Con la posibilidad de meter la cabeza en el ascenso directo. Así viaja el Levante a Tenerife, echando cuentas. Las mismas que ha hecho el levantinismo durante los últimos días en los que el aplazamiento del préstamo y el plan de viabilidad futuro de José Danvila para la supervivencia del club ha copado la actualidad granota. Un plan que, de lograr el ansiado regreso a la élite -ese objetivo con cada vez más tintes de obligación que de ilusión-, solucionaría muchos asuntos en Orriols. Al menos, le haría la vida más sencilla al empresario valenciano, primero, y a la sociedad granota, después. Ese es el dibujo de situación con el que el conjunto de Javi Calleja viaja a las Canarias, donde la cosa se pondrá más caliente que nunca: la victoria devuelve al club, a jornada 12, a las plazas de premio de la categoría de plata. 

La fecha de la competición es un matiz importante, toda vez que el técnico mantiene la necesidad de no mirar a la clasificación, aplazar también los sueños de Primera que tanto afectaron el pasado curso y, sobre todo, mantener los pies en el suelo en uno de los momentos más felices de la carrera del madrileño. Calleja quiere cumplir un año en Valencia con triunfo, más si cabe después de que, al hilo de la tinieblas de algunos momentos de la temporada anterior, el Heliodoro se convirtiera en todo un infierno para las aspiraciones blaugranas. ¿Cuánto hubiese cambiado el relato en caso de que el Levante no hubiese perdido en las islas el pasado 6 de mayo? Tanto como que el club viviría en otro escalón y la realidad económica de la entidad sería diametralmente distinta. Aunque "a toro pasado, todos somos Manolete", diría el refrán.

Aquella mala tarde, en el Levante jugaba Mustafi -que, recordado sea de paso, desplegó una de las peores puestas en escena de su carrera recién salido de su duradera lesión- y la plantilla era muy distinta en el que fue "el peor partido de la temporada" (Calleja dixit). Sin el lastrado zaguero alemán pero también con problemas de disponibilidad en defensa, el conjunto granota afronta un partido de altos vuelos ante un Tenerife que, junto a Levante, Leganés y Espanyol, forma parte de la momentánea crème de la crème de Segunda. Sin laterales zurdos, hay que armar un once competitivo que pasa por el cambio de costado de Capa y la entrada, bien de Dela en el lateral derecho, bien de una línea trasera de cinco que emule el exitoso plan de Albacete. Por ahí podrían ir los tiros del once que Calleja esconde bajo llave.