VALÈNCIA. El Levante se ha quedado sin objetivos. No habrá 'playoff', no habrá ascenso y no habrá respiro en las arcas económicas del club. El conjunto de Felipe Miñambres, que lleva semanas acelerando en la planificiación de plantilla de la próxima temporada en medio de un tercer escenario consecutivo en Segunda, jugará en El Alcoraz para ponerle el lazo al curso... y olvidarlo. Habrá algo en juego, en todo caso: no consumar la peor puntuación de los últimos veinte años en la categoría de plata. De hecho, solo una vez en el siglo XXI el Levante, a estas alturas de curso y a falta de una jornada, estuvo por debajo de los 58 puntos que ahora mismo suma el club.

Fue en 2002, una temporada aciaga para el club, que clasificó 19º y finalizó en posiciones de descenso a la extinta Segunda B. No perdió la categoría porque el Burgos, que no consumó su conversión en SAD, fue quien lo hizo. En los despachos, el Levante, entonces presidido por Pedro Villarroel, se salvó del descenso a pesar de sumar 50 puntos en la tabla y perder el average con el Poli Ejido. Eran otros tiempos y, de momento, no ha existido un Levante peor que aquel en Segunda durante este siglo. Por encima, eso sí, solo está el actual a falta de una fecha para la conclusión del campeonato.