VALÈNCIA. No hay manera. La regularidad no existe en el Levante, tampoco en el de Felipe Miñambres, y el equipo vuelve a caer cuando la hora de la verdad llama a su puerta. Justo en el momento en que más contundente sería un triunfo que verdaderamente muestre un avance hacia las plazas de 'playoff', el conjunto granota flaquea. Fue el caso del encuentro del pasado sábado frente al Amorebieta. El Levante fue peor que su rival, un Amorebieta que supo jugar sus cartas y alzarle la cara a un candidato al ascenso para salir de su pozo particular. Los de Jandro Castro aplacaron el inicio de ida y vuelta, y cerraron filas para encontrar su oportunidad. Una que acabó llegando y que aprovechó Unzueta. El Ciutat vivió otro mazazo.
Tanto fue así que incluso el propio Felipe llegó a asegurar en sala de prensa, visiblemente desanimado, que "ahora sí hace falta una verdadera machada" para que los suyos asomen por la zona de promoción. Por más que algunas figuras del vestuario apelasen ante los medios del club y en redes sociales al espíritu de nunca rendirse, ese era el sentir inmediato de vestuario y aficionado. Que otra oportunidad se había tirado por la borda y que, cuantas más se desechen, más cerca se está de que no se vuelvan a ofrecer. De hecho, con el 'sopapo' de la derrota ante uno de los colistas de la categoría irá el Levante a Santander a disputar un duelo directo el próximo fin de semana. En juego, continuar haciendo la goma o, definitivamente, desistir.