VALÈNCIA. El Covid-19 tiene en jaque al mundo. Un enemigo invisible al ojo humano. La vida como la conocíamos se ha congelado. Y el coronavirus obliga al aislamiento a gran parte de los perfiles profesionales sociales, sosteniéndose los necesarios en la pelea contra el ‘bicho’, velando por las vidas por las personas. El escenario global es el que es. Obviamente afecta al deporte y a los deportistas. Los Juegos de Tokio aplazados, así como un sinfín de competiciones nacionales e internacionales de todas las disciplinas. El fútbol ha parado sin fecha de vuelta. Y las futbolistas aguardan en casa durante el confinamiento. La defensa internacional del Levante UD Femenino, Ivana Andrés Sanz (Aielo de Malferit, Valencia, 13/7/1994), atiende a una llamada telefónica y cuenta cómo va todo, cómo lleva el obligado parón. Ivana acaba de pasear lo justo y necesario a Sammy, su perro. Y se coloca los auriculares para mayor comodidad: “Una se para a reflexionar sobre lo que está sucediendo y no acaba de dar crédito, de creerse todo lo que está sucediendo. Y entristece cada día cuando dan la última información sobre esta pandemia del coronavirus y las personas contagiadas y, desgraciadamente las fallecidas, y las situaciones de historias personales que se pueden ver, escuchar o leer en los medios”.
“El agradecimiento hacia todo lo que sería el sistema sanitario y sus trabajadores, a las personas que están currando en los supermercados, quienes limpian todos los rincones, transportan las mercancías de primera necesidad, hacia las fuerzas de seguridad del Estado es infinito. Ahora lo principal es que tengan todos los medios posibles y que se pueda acabar con este virus lo antes posible”, dice la capitana levantinista.
“Me enteré de lo que estaba sucediendo cuando estuve con la selección en Estados Unidos disputando la SheBelieves Cup. La vuelta a España fue un par de días antes creo antes de que se decretara el estado de alarma y llegara el decreto de aislamiento. Y la verdad que hasta el momento lo estoy llevando bastante bien, no me está suponiendo un problema, ni me agobia el encierro. Solo salgo para sacar a Sammy lo justo y compramos cada cierto tiempo para no salir prácticamente de casa. Hay que estar en casa y seguir lo que se nos ha dicho en cuanto a medidas porque es una forma de ayudar a frenarlo. La gente debe concienciarse bien de esto”, explica.
“Después de todo esto, de esta crisis sanitaria por el coronavirus, creo que se valorará mucho más disfrutar de cada momento, de demostrar el cariño y el amor a las personas que quieres, el conocerse más a uno mismo, fuera de todo individualismo, egoísmo y consumismo que hay. La gente ha empatizado, se ha solidarizado y se ha unido”, subraya.
Ivana tiene su rutina bien ajustada a cada día en casa. Despertarse. Desayunar. Sesión de entrenamiento físico por vídeo llamada con el resto del equipo. Comer y descansar. Hay que mantener en lo posible la forma para cuando esta situación acabe: “Creo que es muy importante tratar de tener una actitud positiva con el aislamiento, tener paciencia, ser disciplinados, no agobiarse y aprovechar las oportunidades que podamos tener en casa para entrenar mismo o hacer cosas que normalmente no hacemos o la rutina habitual no te deja mucho tiempo. Siempre como bien, equilibrado, sano, pero ahora como que tienes ese tiempo para cocinar a conciencia si te gusta. Estoy leyéndome el libro de Nelson Mandela. Veo series. Charlo con mi pareja. Limpiamos la casa a fondo. Haces planes para el mañana, porque esto pasará, saldremos de esto”.