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Exvalencianistas por el mundo: Eliaquim Mangala

VALÈNCIA. La evolución del perfil de los defensas muestra a la perfección el desarrollo y las adaptaciones del mismo fútbol. Con permiso de la posición de guardameta, que también está viviendo una enorme transformación durante la última década, ahora son los centrales los que, además de aportar jerarquía y liderazgo como históricamente siempre han hecho, son los encargados de tomar decisiones a la hora de iniciar las jugadas. Una responsabilidad enorme que no los libra en ningún caso de seguir haciendo lo que siempre han hecho: abortar el ataque rival.

Debido a este fenómeno, los grandes centrales del momento y del futuro son futbolistas de laboratorio, pulidos por unos métodos que desarrollan de igual manera las habilidades defensivas como la precisión a la hora de tomar decisiones con el balón en los pies. Un ejemplo paradigmático es el considerado por muchos mejor central del mundo actualmente: el neerlandés Virgil Van Dijk (Liverpool).

Sin duda, Francia se ha consagrado como la cuna de los grandes centrales. El país actual campeón del mundo no se da un respiro y sigue exportando al fútbol europeo una cantidad desorbitada de jóvenes pero superlativos centrales, capaces de dar la talla en todas y cada una de las numerosas exigencias del fútbol moderno en una posición que se ha transformado en los últimos tiempos.

Para hacernos una idea de la magnitud del asunto, la actual selección francesa maneja en las últimas convocatorias la siguiente nómina de centrales: Raphäel Varane (Manchester United), Jules Koundé (Sevilla), Lucas Hernández y Dayot Upamecano (Bayern de Múnich), Presnel Kimpembe (PSG) y William Saliba (Olympique de Marsella). Solo el exmadridista supera los 26 años.

“William (Saliba) es un buen defensor, rápido, que tiene un buen juego de cabeza, y transmite mucha serenidad y tranquilidad”

Didier Deschampsseleccionador de Francia

Cualquiera de los mencionados podría perfectamente perder su sitio en favor de los que integran la retaguardia de la selección sub-21: Ibrahima Konaté (Liverpool), Benoît Badiashile y Axel Disasi (Mónaco), Pierre Kalulu (Milán), Loïc Badé (Rennes) o el joven de 19 años Castello Lukeba (Olympique de Lyon). Incluso más allá de los internacionales sub-21, no faltan aspirantes de nivel que pujan por hacerse un hueco y debutar en el eje de la zaga de la selección absoluta: Wesley Fofana (Leicester), Robin Le Normand (Real Sociedad), Evan Ndicka (Eintracht de Fráncfort), Maxence Lacroix (Wolfsburgo), Mohamed Simakan (RB Leipzig), Jean-Claire Todibo (Niza) o Moussa Niakhaté (Mainz), capitán del Mainz. Ninguno es mayor de 26 años.

 

Lo cierto es que el nivel del combinado bleu, así como el de su defensa, no ha hecho más que crecer durante los últimos años. De hecho, y curiosamente, a la Eurocopa de 2016, un torneo en el que Francia acabó cediendo en la final ante Portugal en París, acudieron dos exvalencianistas como Adil Rami (Troyes) y nuestro protagonista de hoy, un Eliaquim Mangala que aunque nunca se ha caracterizado por ser un superclase con el balón en los pies, en sus mejores tiempos fue uno de los centrales más cotizados y atléticos del fútbol europeo.

Con el paso del tiempo y el problema de las lesiones, el exvalencianista podría escribir un libro sobre cómo perseverar y superar numerosos escollos personales y profesionales a lo largo de una dilatada carrera profesional. Actualmente, y ya con 31 años, vuelve a sentirse futbolista en el histórico Saint-Étienne de la Ligue 1.

“Desde que llegué a Saint-Étienne, sentí que estaba en el lugar correcto”

Eliaquim Mangala para 20Minutes

De padres congoleños y nacido en Colombes, unos 10 kilómetros al noroeste París, Eliaquim Hans Mangala se crio en la ciudad belga de Namur, donde su familia se trasladó cuando él solo tenía 5 años. En cuanto llegó a Bélgica y siendo solo un niño, se inscribió a la escuela del Athletic Club Lustin. En 2002 pasó al CS Wépionnais, situado en Wépion, unos 8 kilómetros al sur del centro de Namur. Pasados dos años, ingresó en el equipo más potente de la ciudad, el Union Royale Namur, actualmente en la quinta categoría del fútbol belga.

Curiosamente, Mangala llamó la atención en Namur como delantero centro. Su potencia y determinación ante la portería contraria atrajo el interés del histórico Standard de Lieja, que en el año 2007 incorporó al francés su cantera. Su evolución fue meteórica: a la vez que iba retrasando su posición, quemaba etapas en categorías superiores del club belga. Tanto fue así que, en 2008, recibió la oportunidad de entrenar y jugar con el primer equipo y firmó su primer contrato profesional. Por aquel entonces ya se había asentado como defensa central, primero el equipo sub-19 y posteriormente en el sub-21.

 

Debutó en la liga belga y en la Copa de la UEFA, y la temporada siguiente disputó la Champions League, marcando frente al Arsenal en el primer partido de la fase de grupos. Levantó con el Standard una liga, una Copa y una Supercopa. Ya asentado en el primer equipo y consagrado como un central de enorme futuro en Europa, en 2011 llegó el campeón de la Copa de la UEFA, el Oporto, para firmar al francés a cambio de 6,75 millones de euros. El club portugués iba a marcar para siempre la carrera del central, que tuvo sus primeras oportunidades como internacional francés cuando militaba en el club de Dragao.

“Gracias a mis actuaciones en Oporto pude debutar con la selección”

Eliaquim Mangala para Goal

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