VALÈNCIA. España cae en su primera final de la Eurocopa. La selección femenina perdió en la tanda de penaltis ante Inglaterra, que disputaba su cuarta final continental, en un duelo igualado y cargado de tensión en el St. Jakob-Park de Basilea. La Roja llegaba invicta al encuentro decisivo, tras encadenar victorias desde la fase de grupos y con la firme intención de hacer historia en el fútbol español, pero el título se les escapó desde los once metros. 

Montse Tomé repitió el esquema utilizado en cuartos y semifinales, con la novedad de la titularidad de Athenea del Castillo y el regreso de Laia Aleixandri tras cumplir sanción en la semifinal. La madridista se consolidó como una de las jugadoras más activas del encuentro, firme en los cruces y con gran presencia en salida de balón. 

Inglaterra arrancó con decisión, apostando por un planteamiento volcado en sus laterales. La presencia de Lauren James —duda hasta última hora por molestias en el tobillo— obligó a Ona Batlle a trabajar a fondo en defensa, con menos libertad para sumarse al ataque por el flanco derecho.

Y es que las de Sarina Wiegman dejaron clara su intención: contener a toda costa el centro del campo español, ese motor inagotable formado por Alexia Putellas, Aitana Bonmatí y Patri Guijarro. Mientras las interiores luchaban por desmarcarse de la presión inglesa, Batlle y Athenea trataban de abrir el campo desde las bandas.

Precisamente fue la madridista quien iba como un 'torbellino' en ataque, combinando con Esther González para buscar grietas en la zaga rival. El partido cambió de tono en el minuto 24, tras una acción que nació desde la banda izquierda. Mariona Caldentey recibió tras un rechace y abrió el juego. Un pase en profundidad de Athenea para Ona acabó en un centro medido para que la del Arsenal la enviara al fondo de la red con un potente cabeceo. El 0-1 llegó seis minutos después de procesar la espectacular parada salvadora de Cata Coll como respuesta de un fallo de la propia guardameta.

El gol liberó a España, que se asentó con más claridad en el campo y redujo la confianza de una Inglaterra a la que cada vez le costaba más conservar el balón.

Ya en la segunda parte la selección española salió ambiciosa, presionando alto y gerenando ocasiones claras gracias a los espacios que encontraba entre líneas. Las de Wiegman, en cambio, prefirieron mantenerse arriba para ayudar en la transición defensiva. 

Sin embargo, la punta Alessia Russo encontró su momento en el minuto 57. Un centro medido de Chloe Kelly desde la izquierda fue cabeceado por la delantera inglesa para firmar el empate y su gol número 25 como internacional. Empate 1-1 y un nuevo partido.

El tanto reactivó a Inglaterra, que ganó metros y encadenó varios contraataques con peligro. Pero el combinado de Montse Tomé respondió con temple y velocidad, llevando el encuentro a un intercambio de golpes en el que ambas guardametas fueron clave. Sobre todo las manoplas de la guardameta inglesa, Hannah Hampton, quien frustró las mejores oportunidades españolas en el tramo final y evitó que la final se resolviera en los 90 minutos.

Una prórroga potente, pero la decisión definitiva en los penaltis

La Eurocopa se vio envuelta, una vez más, por una prórroga —la quinta del torneo—. En esa media hora extra, España fue más ambiciosa, dominó en campo rival y mantuvo la precisión en la circulación, con Salma Paralluelo y Vicky López liderando las intentonas ofensivas. Con los nervios a flor de piel y el desgaste acumulado, la Roja supo aprovechar la pérdida de energía de las inglesas, pero no logró traducir su superioridad en el marcador definitivo.

Tras 120 minutos de igualdad absoluta, el título europeo se decidió en la tanda de penaltis. Inglaterra mostró más acierto y sangre fría que España, y se llevó la Eurocopa en una final que pudo caer de cualquier lado.