VALÈNCIA. La UEFA apostó fuerte por la Eurocopa femenina 2025 y acertó. El campeonato reescribió el relato del fútbol europeo con cifras históricas: más de 650.000 entradas vendidas, superando los 574.875 de la anterior edición, y 24 de los 28 partidos disputados entre la fase de grupos y los cuartos de final con el aforo completo. Además, las fan zones habilitadas en las ciudades anfitrionas de Suiza reunieron unos 60.000 aficionados.
La entidad destinó un total de 41 millones de euros en premios para el torneo, lo que supone un incremento del 156% respecto a la edición anterior, en el año 2022, cuando se repartieron 16 millones de euros. De la cifra de esta edición, nueve millones fueron para los clubes cuyas jugadoras fueron seleccionadas para la competición. Por primera vez en la historia, todas las futbolistas recibieron una recompensa económica garantizada.
Esta implicación económica multiplicó su visibilidad, tanto dentro como fuera de los estadios. Sin embargo, no solo el dinero explica este fenómeno, sino que el nivel de juego de las jugadoras también contribuyó a acrecentar el interés de los espectadores.
En el plano deportivo se batieron récords históricos: alcanzaron los cien goles entre la fase de grupos y los cuartos de final, superando los 95 de 2022. De hecho, solo en la primera fase del torneo se anotaron 89 tantos, once más que en Inglaterra. Por otro lado, fue la Eurocopa de las prórrogas, con cuatro partidos en los que el resultado final se decidió en el tiempo extra. Y en cuanto a penaltis, se lanzaron 41 en total, aunque solo 24 acabaron en gol, siendo una de las tasas más bajas desde 2011 en torneos femeninos.

- Foto: EFE/MARTIAL TREZZINI
Así pues, este fútbol consiguió conectar con las nuevas audiencias. La actividad de muchas jugadoras referentes en redes sociales, sumada al formato más directo del campeonato, sedujo tanto a las nuevas generaciones como a espectadores ocasionales.
Las cifras de audiencia lo confirman: en España, el partido de cuartos de final logró un pico histórico del 32,3% de cuota de pantalla. En Reino Unido, los encuentros reunieron a 4,5 millones de espectadores; en Francia, a 4,8 millones. Incluso en Estados Unidos, donde no participaba su selección, la audiencia creció un 123% respecto a 2022, alcanzando hasta 690.000 espectadores por partido.
Innovación tecnológica sobre el césped
La innovación tecnológica fue otro de los pilares fundamentales en esta Eurocopa. Más allá del VAR, que desde 2019 se extendió a todas las competiciones de la UEFA, la organización incorporó en Suiza, por primera vez, la tecnología del fuera de juego semiautomático (SAOT).
Diez cámaras especializadas instaladas en cada estadio permitieron a los equipos de VAR detectar posiciones antirreglamentarias con mayor precisión y agilidad. Gracias a un balón con sensor integrado, los equipos VAR pudieron identificar al instante el punto exacto de contacto en las jugadas decisivas. Esta tecnología, ya habitual en las competiciones masculinas, se abre ahora camino en el fútbol femenino.
A pesar de la derrota, España hace historia
Más allá de las cifras récord, esta Eurocopa también dejó huella en clave española: por primera vez en su historia, la selección llegó a una final continental. Un logro que, aunque no terminara con el trofeo, simboliza el salto de calidad de un equipo que supo sobreponerse a conflictos internos, falta de apoyo institucional y desafíos deportivos. España entró en la élite del fútbol femenino y deja un legado que trasciende el marcador.