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análisis | la cantina

La Flaca, Luengo y el remember

  • Rafa Martínez y Víctor Luengo

Con Pau Donés ha muerto un cachito de nuestras vidas. Sí, su música pervive, pero ya siempre arrastrará un halo de tristeza. El cantante nos deja 'La Flaca', que para la mayoría es solo una canción pero que para unos pocos, entre los que estamos mis amigos y yo, fue también un garito del Carmen sucio, roquero y dinamitero, con dos barras, dos plantas y dos baños unisex. El suelo estaba siempre pegajoso porque las copas iban tan cargadas que antes de añadir el refresco convenía aligerarlas abiertamente si no querías morir esa misma noche y al día siguiente. Al final de la sesión, encendían las luces, alguien empezaba a gritar "¡vayan saliendo!" y Javi El Coletas pinchaba 'La Flaca' (a veces metía una versión). Y con la canción, ebrios y felices, salíamos cantando "...cien libras de piel y hueso..." y preguntando: "¿Vamos a Calcatta o a la Bounty?

La añoranza, cuando pega, pega duro.

Víctor Luengo, el histórico jugador del Valencia Basket, con su número 15 colgado de la Fonteta, también tiene su morriña de vez en cuando. Teledeporte ha aprovechado el parón para programar una parrilla 'remember'. Y, claro, quien más y quien menos ha vuelto a ver la final de la Copa del Rey de Valladolid, la final de la ULEB, la de la Liga ACB...

Uno de los primeros fue la Copa del 98. "Joder, si hice un partidazo", se ríe el siempre jovial Luengo. Le pregunto cuánto hacía que no veía aquel partido que dio el primer título de su historia al entonces Pamesa. Y el valenciano, el 'capi', me sorprende con la respuesta: "No lo había visto nunca".

Es verdad que jugó un partidazo. Y es verdad que nadie se acordaba. Ni él. Porque todos recordábamos a Nacho Rodilla, que fue el MVP, y a las estrellas, que no eran muchas. Pero en ese partido, como en tantos y tantos otros que vendrían después, Luengo siempre acababa siendo más determinante de lo que se le presuponía. "Escribisteis tantas veces que era un jugador de defender y correr que hasta yo me lo acabé creyendo. Y luego ves que hago penetraciones, tiro de fuera, cojo rebotes, robo balones importantes...". No fue el único sorprendido. Sus hijos, Pablo y Martina, de 16 y 14 años, también alucinaron con la actuación de su padre.

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