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la liga | valencia cf - levante ud (mestalla, 18:30h)

La depresión post Copa se mide a la última bala granota

  • CARLA CORTÉS

VALÈNCIA. Ni el más enrevesado de los guionistas de series para plataformas de televisión habría podido imaginar un escenario como el que arroja la previa de este partido entre Valencia CF-Levante UD. El derbi de la ciudad de Valencia llega envuelto en un clima enrarecido para unos y otros, en una atmósfera poco halagüeña que recorre el camino que va de la depresión a la necesidad extrema.

La depresión de un Valencia que se volvió de vacío desde Sevilla viendo como se quedaba por el camino su apuesta máxima sin posibilidad de enmienda ni de premio menor. Era la última moneda en el bolsillo al todo o nada, a la gloria o el cataclismo. En Sevilla el Valencia se jugó la temporada y buena parte del futuro al rojo y salió negro

Ahora en liga sólo queda desplegar la dignidad para mostrar el agradecimiento a una hinchada que demostró hace siete días porqué son constantemente despreciados por la propiedad. La afición del Valencia es de Champions, y sus dirigentes a duras penas sacarían con éxito la gestión de un cumpleaños para niños previo pago de su importe en un parque de bolas.

Esa es la tecla desde la cual Bordalás va a intentar reactivar a su grupo, muy tocado desde el sábado. Y más cuando sabe que enfrente tiene un grupo que está compitiendo bien en el último mes y que se enfrenta a una de sus últimas balas para poder agarrarse a la permanencia. Además la historia dice que el equipo granota jamás ha ganado en partido liguero en Mestalla, con lo cual Alessio tiene varias teclas para pulsar. La primera, la de la supervivencia, pero si además puede ser poniendo una pica en Flandes (siendo Flandes la casa del eterno rival), pues más gasolina para prender la mecha. Quizá por ello Lisci utilizó un lenguaje tan de derbi. Sabiendo que pueden pillar al Valencia CF en su peor momento, que los suyos salgan con la vena hinchada lo considerará a buen seguro un elemento más que le pueda acercar a la victoria.

En el Valencia, una semana más y para variar, el aspecto deportivo viaja en el vagón de cola de la locomotora. Primero aparece la lucha anímica tras el tremendo mazazo de hace siete días en tierras andaluzas. Cuando te lo has jugado todo a una carta y se te ha escurrido entre los dedos en el último segundo de una manera tan dramática, es complicado asimilar, levantarte y volver a andar. Máxime cuando no tienes objetivo alguno de peso (más allá de ganar lugares en la clasificación para mejorar los ingresos por derechos televisivos de cara a la próxima campaña). Por eso Bordalás apela al compromiso de los futbolistas con la afición que les arropó de una manera tan intensa hace una semana.

A todo ello hay que añadir que más allá de la pena de lo perdido en la final de Copa está el miedo que se deriva de ello. Sin posibilidad de Europa por tercer año consecutivo, la falta de ingresos dibuja un panorama económico extremadamente difícil. Abandonada la sociedad a navegar a la deriva por un dueño que la ignora, la desprecia y al que no parece importarle lo más mínimo verla morir, el horizonte se presenta lleno de nubarrones. Tampoco es un buen caldo de cultivo para intentar levantarse y volver a caminar.

Por tanto las únicas incógnitas deportivas residen en saber si el equipo aún podrá tirar de amor propio para intentar acabar de la manera más digna posible por un lado, y en saber qué futbolistas van a estar a disposición del entrenador, habida cuenta de la factura de La Cartuja. En ese sentido, parece que Guedes lo tiene muy complicado, que Foulquier tampoco estará para esta batalla y que Maxi y Lato tampoco van a estar para este envite. Ilaix Moriba, por sanción, tampoco estará en el derbi.

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