VALÈNCIA.
Garay sufrió una grave lesión el pasado 1 de febrero, en el transcurso del encuentro que enfrentaba al equipo che con el Celta; concretamente una rotura de ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha que le llevó al quirófano, iniciando entonces una larga recuperación durante la que tuvo el gesto de aceptar su baja del Valencia para que el club de Mestalla pudiera incorporar fuera de mercado a otro jugador.
El problema es que Garay, por el que el Valencia pagó 24 millones de euros en 2016 al Zenit de San Petersburgo (se convirtió en noveno fichaje más caro de la historia de la entidad valencianista), estaba en el último de los cuatro años de contrato que tenía firmados... Antes de la lesión, las partes negociaron (sin suerte) prorrogar la vinculación (el central, por el que se habían interesado Benfica y Roma, entre otros, declinó una oferta del Valencia por una campaña a cambio de 2,7 millones de euros y una cláusula de renovación automática por una segunda si disputaba un mínimo de partidos), pero tras pasar por el quirófano el rosarino los contactos no se retomaron (es más, la relación se enturbió hasta el punto de protagonizar un cruce de comunicados).