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LA CANTINA

Kilian Jornet, una vida consagrada a la naturaleza

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VALÈNCIA. Kilian Jornet ha conseguido éxitos tan asombrosos que parece imposible encontrar uno más. Pero cada año se inventa uno nuevo, lo ataca con decisión y lo conquista. Después de subir, en 2023, los 177 ‘tresmiles’ de los Pirineos en ocho días, y de ascender, en 2024, 82 ‘cuatromiles’ de los Alpes en 19 días, el corredor, montañero y aventurero de La Cerdanya acaba de completar 31 días en Estados Unidos para alcanzar las cumbres de más de 14.000 pies (4.267 metros), 72 montañas que se conocen como ‘fourteeners’, moviéndose entre ellas en bicicleta.

Las cifras son imponentes: 4.133 kilómetros en bici, otros 1.011 a pie, 123.045 metros de ascensión, 15 horas diarias de actividad, 488 horas, 52 minutos y siete segundos de ejercicio total. Han sido 31 días sin reposo, con alguna noche en la montaña, que Kilian, que sabe que el marketing le permite llevar la vida que lleva y defender el medioambiente como lo defiende, ha ‘vendido’ para luego concluir con un eslogan. “Los números son solo una excusa”.

La campaña ‘States of Elevation’, que le ha llevado por Colorado, California y Washington, ha concluido y el español ha regresado primero a La Cerdenya, donde sus padres, que eran de pueblos cercanos a Barcelona, decidieron mudarse cuando eran jóvenes porque querían vivir en la montaña. Así convirtieron el entorno de Kilian en un entorno de naturaleza. “Su medio no es la ciudad”, le gusta recordar a su madre, Núria Burgada, que hoy tiene 60 años.

Kilian Jornet sabe que necesita presentar los números exorbitantes para ganarse la atención de los medios de comunicación que van a reproducir su hazaña calzado sobre dos modelos de la marca que él ha creado: NNormal.

Luego, cuando los periodistas han rascado, ha salido el verdadero Kilian. “Las cosas que recuerdo no son los datos”, ha dicho. Porque en él conviven dos personas. Un competidor voraz que acumula años y más años de entrenamiento, además de muchos años de investigación y conocimiento de su cuerpo. El deportista que conoce con minuciosidad su organismo y que ya sabe el combustible que necesita en cada jornada para no desfallecer y que le permite, durante 31 días de gran exigencia física, mantenerse estable en 55 kilos. Pero con este competidor convive el hombre romántico, el amante de la naturaleza, los paisajes, la fauna… Por eso decidió complementar su hazaña con los desplazamientos en bicicleta. El medio que le permitía llevarse olores, sentir el viento en la cara o atravesar los pueblos de los que, fugazmente, se llevaba algo de su cultura.

Yo siempre he admirado a los dos. Al Kilian atleta y al Kilian naturista.

Porque me deslumbra que pueda consumir 9.000 calorías diarias durante 31 jornadas para ascender 72 ‘fourteeners’ y me encanta que hable también de los osos, alces, cabras, águilas calvas y coyotes que se ha cruzado por el camino. O del punto más trascendental de su aventura. “Controlamos el dolor y nos acostumbramos a sentirlo. Podemos superar el umbral que nos dice: para, para, para”. No sé si será esto lo más asombroso de todo, que Kilian Jornet se haya convertido en un deportista capaz de domesticar el dolor.

Jornet, igual que sabe de la importancia del marketing, también conoce que estamos en la era de la inmediatez, pero eso no significa que él se rinda a este mundo. Lo utiliza para su beneficio, para sus causas, pero luego cuenta su experiencia con más calma en diferentes libros. Y llama la atención que justo después de concluir la proeza de Estados Unidos, en unos días vaya a ver la luz ‘Alpes, más allá de los límites’ (Ara Libres), el libro donde cuenta la anterior, la del año pasado.

Sus libros siempre transcriben la emoción de los retos, pero también dejan profundas lecciones de sabiduría de un hombre que ha nacido, crecido y vivido en el monte. Kilian Jornet es una persona que ha consagrado su vida a la naturaleza en un sentido mucho más amplio que el competitivo. Y ahí, quizá, radica, la gracia de este héroe contemporáneo.

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