VALÈNCIA. El Levante no gana fuera del Ciutat desde el 27 de septiembre. En El Sadar, ante Osasuna. Esa explosión de Morales en Pamplona y ese despliegue en, hasta ahora, uno de los mejores encuentros del curso de los granotas, no se ha vuelto a repetir a domicilio. El Levante ha basado su crecimiento y su escalada en los resultados de Orriols mientras Paco López persigue el inquietante récord de Muñiz de ocho salidas consecutivas sin conocer la victoria. Si no gana esta tarde en el Carranza, igualará la plusmarca. 

Es el principal reto de hoy para los levantinistas en el regreso a la Tacita de Plata. El primer duelo entre amarillos y granotas en Primera División. Once partidos entre ambos, cinco victorias del Levante, tres empates y tres triunfos cadistas. Ninguno en la máxima categoría del fútbol español. Y como aliciente, regreso a la misma provincia donde, en 2004, se consumó un ascenso a la élite cuarenta años después. Fue en Chapín, no en el Carranza. 

Ganar ante el equipo de Álvaro Cervera, además de suponer poner fin a la mala racha fuera de casa, supondría sobrepasar al Cádiz -noveno- en la clasificación y afrontar el encuentro del viernes ante el Valladolid sin una presión añadida comandada por los conjuntos bajeros. El Levante vive hoy tranquilo, a cinco puntos de un Elche que marca el descenso, pero conquistar el sur se presenta como una opción para dar un sonoro puñetazo sobre la mesa. Además, ante un rival que obliga al trabajo incansable -después de toda una prórroga en Las Rozas- y a romperse la cabeza en tareas ofensivas. 

El plan de Paco López puede asemejarse al planteado ante el Eibar en la pasada jornada de Liga. Es un rival parecido en lo físico y en la crudeza de superar su entramado táctico, con todo un estratega de dura mollera desde el banco, aunque diferente en el planteamiento. En este sentido, la baja principal del técnico de Silla es la de un Vukcevic que, a juzgar por el rally de choques que le espera a los granota tras meter la cabeza en octavos de Copa, iba a ser figura importante. Los problemas lumbares del montenegrino devolverán, casi con total seguridad, a Radoja a la medular. 

Si la idea se mantiene, el once tiene pocos agujeros. La duda del lateral diestro se mantiene, pero después de su descanso copero, Miramón puede volver al carril. Sin Róber Pier, todavía confinado, y tras no completar Vezo el encuentro ante el Fuenlabrada, la zaga podría ser la formada entre el luso y Postigo, con la duda de un Duarte que ha mejorado considerablemente sus prestaciones en las últimas citas.