ALICANTE. Hace 15 días que Juan Carlos Ramírez y Quique Hernández anunciaban la sustitución del primero por el segundo en la presidencia del Hércules.
El que fuera en tres etapas anteriores máximo responsable del banquillo blanquiazul se convertía en cuadragésimo presidente de la historia de una entidad que camina hacia el centenario y el séptimo de la era Ortiz.
- ¿Ha encontrado el club muy cambiado?
- No. Las personas siguen siendo las mismas, no he notado ningún cambio sustancial.
- ¿Se había imaginado alguna vez presidiendo un club?
- No se me había pasado por la cabeza, aunque esta situación se podía haber producido hace uno o dos años
- ¿Quién le propone acceder a la presidencia? ¿Y cuándo?
- Con exactitud no te lo puedo decir, pero hablando con Javi y la familia..., pues alguna vez ya había salido el tema y ellos pensaban que yo podía ser una persona útil para el proyecto.
- ¿Su relación con Enrique Ortiz es buena?
- Sí, muy buena.
- ¿Y con Juan Carlos Ramírez?
- No he tenido tanto trato, pero es cordial, es buena.
- Le costó ceder el sitio un poco...
- Yo soy presidente del Hércules, entre otras cosas, porque Juan Carlos ha querido. Hace cuatro o cinco meses se da cuenta de que no le va a poder dedicar al club el tiempo que como presidente se requiere y es una decisión de él y Enrique: ellos me lo propusieron, me dijeron que querían volver al fútbol profesional y yo lo estudié y llegamos a un acuerdo.