VALÈNCIA. Ramadán es sinónimo de sequía goleadora para Mohamed Bouldini. El ariete granota no es, ni mucho menos, el único futbolista cuyo rendimiento merma el 'mes sagrado'. A diferencia de otros casos que logran compensar el ayuno y mantienen estable su actividad, al de Casablanca le ha afectado en las dos temporadas que lleva vistiendo la zamarra del Levante. Hoy, Bouldini permanece pendiente de su evolución para, al menos, poder entrar en la convocatoria del encuentro de este sábado frente al Zaragoza. Fue sometido a pruebas que descartaron que sufriera una lesión importante después de no jugar ningún minuto en Pucela, a pesar de figurar en el banquillo. Sin embargo, todavía trabaja a contrarreloj.
Y es que, en pleno mes de Ramadán -este año se extiende desde el 10 de marzo hasta el 9 de abril, por lo que al delantero solo le resta una semana de ritual-, Bouldini ha vuelto a rendir por debajo de su gráfica habitual a lo largo de la temporada. Pese a que ya antes del inicio de marzo arrastraba una sequía de mes y medio sin marcar -no lo hace desde la visita del Albacete el pasado 13 de enero, cuando anotó su primer doblete como granota-, este curso el efecto ha ido más allá: en forma de ausencia.