VALÈNCIA. El Valencia CF no ha empezado con buen pie. Dos partidos de pretemporada, ante rivales de categoría inferior, y ningún triunfo: derrota ante el CD Castellón y empate sin goles contra el CD Leganés. Más allá de los resultados, que en verano no siempre son lo más importante, las sensaciones han dejado mucho que desear. Hay trabajo por delante y hay aspectos, además de las necesarias incorporaciones, que urge mejorar si el equipo quiere llegar preparado al inicio de Liga.

Primera victoria

La pretemporada pasada ya fue parecida, con una sola victoria, la del Trofeo Taronja ante el Eintracht de Frankfurt (3-2), y esas malas sensaciones se terminaron confirmando en un inicio liguero para olvidar. Esta, de momento, ni siquiera ha arrancado con un triunfo. Dos partidos, un empate y una derrota. Lo preocupante no es solo no ganar, sino la falta de ritmo y de juego. La pretemporada acaba de comenzar, pero el Valencia necesita encontrar pronto señales de mejora.

Salida de balón desde atrás

Una de las asignaturas pendientes en estos primeros ensayos ha sido la salida desde atrás. Sin Cristhian Mosquera, el equipo ha perdido fiabilidad y fluidez con el balón en esa fase del juego. Ante el Castellón, los dos goles nacieron de pérdidas en campo propio ante la presión rival. El Valencia CF está sufriendo cuando le aprietan arriba, no encuentra líneas de pase ni apoyos claros para progresar, y eso condiciona todo lo demás.

Mejorar en la creación de juego

La construcción ofensiva está siendo otro de los grandes problemas. El doble pivote no está funcionando ni en la circulación ni en la conexión con los hombres de arriba. Corberán ha probado dos parejas diferentes, Pepelu-Almeida y Javi Guerra-Núñez, pero ninguna ha conseguido crear juego. Tampoco han logrado conectar con el segundo punta, una posición que han ocupado Dani Raba y el canterano Pablo López. El equipo no genera, no propone, y apenas llega a zonas de ataque.

Poco peligro en ataque

La consecuencia directa de todo lo anterior es un equipo sin peligro. Contra el Leganés, ni un solo disparo entre los tres palos. La sensación es que solo pueden pasar cosas si alguien se inventa algo por su cuenta. Pero ni los extremos, con poca participación y desborde, ni los puntas han conseguido generar ocasiones reales. El juego ofensivo del Valencia está plano, sin profundidad ni sorpresa. Y sin eso, es muy difícil ganar.

Marcar gol de jugada

En dos partidos, el Valencia solo ha marcado un gol, y ha sido de penalti. Tenés fue el autor del tanto ante el Castellón, pero ninguna jugada elaborada ha acabado en gol hasta el momento. La falta de ideas, la lentitud en la circulación y los errores en salida hacen que llegar a la portería rival sea muy complicado. No hay ocasiones, y por tanto, no hay goles.