Reedita esa camiseta histórica

VALÈNCIA. Dos impresiones sorprendentes a propósito de las nuevas equipaciones del Valencia. La primera: nadie ha elaborado la estadística definitiva a propósito de la correlación entre la proporción de negro en la camiseta principal respecto a la tasa de victorias. ¿Es que nos lo tiene que hacer todo Mr.Chip? Queremos saber también con qué densidad por metro cuadrado de tejido el equipo gana más partidos. Tanto experto en equipaciones y por qué no hablamos de lo importante. Menos mal que nos queda Marcelino, siempre atento a si al Valencia le va mejor jugando por la tarde, llevando negro en las mangas o con las zamarras muy pegadas a los abs. 

La segunda impresión: nos estamos olvidando de muchas citas históricas fundamentales para la existencia del club. Ribetes, motivos y patrones que deberían haberse tenido en cuenta para reeditar modelos textiles en consonancia con nuestra memoria. 

La camiseta gris de Haifa.  

Agosto del 99, fase previa de la Champions. El Valencia se enfrenta en su camino a la gloria al Hapoel Haifa y… pum. Comienza ganando el partido con su equipaje. Todo un desconcierto para el rival. Gris oscuro casi negro con delgadas líneas naranjas. Una vestimenta para honrar los años de plomo, los ciclos grises de la desidia. A qué esperamos para recuperarlas. Ojalá Rafinha de gris. 

La senyera de Ford.  

Unos son de CIP, pero los que velamos por la economía transversal desde Almussafes todavía honramos ese injerto de senyera, ese azul con azul casi verde patrocinado por Ford que hizo que, tal que ocurrirá con la casa de apuestas esta temporada, todo Mestalla acabara comprándose un Ford. Mendieta marcó en Bilbao el gol que algunas hipótesis sitúan como el gol de Los Planetas. En cambio Los Planetas no dijeron nada sobre el color de la camiseta era azul o verde marino. Estaban Los Planetas para fijarse en el color... 

La equipación Burrito. 

Si hay un partido de calado generacional fue el 3-4 en el Camp Nou. Sobre todo porque en ese momento no éramos conscientes de lo que estaba por llegar. Ese es el quid de las grandes transformaciones: se inician sin que lo sepas. Para cuándo un homenaje al vuelo libre de Burrito Ortega, desprendiéndose de la camiseta, mostrando que debajo de la camiseta está la playa. Necesitamos una zamarra color carne para honrar ese instante.

Camiseta Dalport. 

La creatividad inherente al valenciano común, pa cuándo. La corporación uruguaya Dalport nos enseñó hace unos cuantos años que lo mejor ante el valencianismo es que cada cual haga suyo el color. Por eso improvisaron como logo de su holding internacional un dibujo descargado de un cuaderno de pinta y colorea. ¿Un tufo con el que engañaron a Vicente Soriano? No, un guiño al fluir artístico del valenciano. Imaginemos una camiseta cuyo color por zonas pueda escoger el propio comprador cuando la adquiera.  

Souvenir del Madrid-Oporto 

Cuántas veces os han recordado aquello de “¡cómo no le tenéis cariño al Madrid!, ¡pero si hasta jugamos de local en Mestalla contra el Oporto!”. El Madrid-Oporto en Mesalla, pura Pantomima Full, te perseguirá hasta la eternidad. Que sí, que tú animaste al Madrid en Mestalla, te recuerdan. Es el momento de volver a reconciliarnos. Por eso, ojalá una equipación con las barras azul Oporto que recuerde tan magna cita.  

Modelo Playboy. 

Pero la camiseta que de verdad necesitamos es la modelo loser, la que mejor nos sienta. En un ejemplo de innovación debería sacarse una edición limitada que en lugar de patrocinador principal lleve la palabra Playboy en homenaje al pequeño Tavano y su foto de estreno junto a Juan Soler. Porque los que parece que pierden son en realidad los que están ganando.