VALÈNCIA. En agosto de 2018, el Milán abonaba algo más de 21 millones de euros al Villarreal por los servicios de Samu Castillejo Azuaga (Málaga, 1995). Un histórico de Italia en horas bajas buscaba volver al lugar que siempre le correspondió, algo para lo que empezó a apostar por jóvenes jugadores fuera de la primera línea europea, una filosofía muy acorde a la delicada situación que vivían las arcas del club. El fichaje de Samu, la llegada de Stefano Pioli en octubre de 2019 y los acertadísimos movimientos de mercado por parte de la dirección deportiva durante estos últimos veranos han terminado por hacer germinar la semilla de un equipo campeón; concretamente, del actual vincitore de la Serie A.
En el momento en que aterrizaba Castillejo en San Siro, el técnico rossonero era una leyenda del club: un Gennaro Gattuso que ha sido uno de los principales valedores para la reciente firma del extremo por el Valencia. Ambos coincidieron en la que fuese la primera temporada del malagueño en Italia: gran cuota de protagonismo con un total de 40 apariciones con 4 tantos y 4 asistencias incluidas. Gozó de la confianza del técnico calabrés, jugó por ambas bandas (aunque algo más habitualmente por la derecha) y encontró una continuidad que le permitió alcanzar buenos picos de forma.
Sin embargo, aquella temporada el Milán terminó el año a 1 punto de Atalanta e Inter, tercer y cuarto clasificados, quedando relegado a disputar la Europa League: un premio a todas luces insuficiente para la historia y el palmarés rossoneri. Ello desencadenó la marcha de Gattuso, la brevísima etapa de Marco Giampaolo (actual técnico de la Sampdoria) y la mencionada llegada de Stefano Pioli en octubre. Con el parmesano al frente, Samu siguió aportando durante las siguientes dos temporadas partiendo desde el extremo derecho a pierna cambiada; sobre todo en la 20/21, en la que puso su sello a 3 goles y 4 asistencias que sumó en 43 encuentros. Sin embargo, su rendimiento fue algo intermitente, como lo ha sido su nivel futbolístico durante su etapa en Italia.
Lo peor, sin duda, ha llegado este último curso. Un año durísimo para el zurdo en el que ha disputado unos paupérrimos 122 minutos en el equipo campeón de una transformada liga italiana. Por ello, a sus 27 años, Samu aterriza en Valencia para demostrar que todavía está a tiempo de relanzar su carrera. Buscará hacerlo de nuevo en la La Liga: una competición que conoce muy bien por su pasado en Málaga y Villarreal.
Además de responder al perfil de futbolista en línea descendente del que habló Gattuso el día de su presentación, el Valencia gana con el andaluz un futbolista que a día de hoy no tiene en la plantilla. Su energía, desborde y habilidad en el uno contra uno ayudará a generar desequilibrio por ambas bandas, aunque lo más probable es que venga para jugar por la derecha a pierna cambiada.
Su trabajo y despliegue físico representan cualidades muy del agrado del técnico, que es consciente de que además de compromiso defensivo, gana un arma vertical en el contragolpe y capaz de cabalgar muchos metros con el balón en los pies. Sin ser tan fino en espacios cortos como Bryan Gil, Samu sí tiene la electricidad, la intensidad y la energía como para generarse sus propios huecos desde la banda, tanto hacia dentro como hacia fuera, con el objetivo de terminar luciendo su pierna izquierda: un arma que emplea mucho más para asociarse por abajo o buscar el centro que para disparar a portería.
Y es que una de las facetas en las que nunca ha destacado el andaluz son los números: no es un jugador acostumbrado a sumar buenas cifras goleadoras ni atrevido de cara a portería, pero puede dar mucho al equipo en intangibles como intensidad, desborde, velocidad y uno contra uno.
Desde luego, a sus indiscutibles cualidades deben sumar muchísimo el hambre y la ambición de un futbolista que ha vivido en el ostracismo desde hace ya demasiado tiempo, de un chico que maravilló en Málaga y Villarreal y que a buen seguro tendrá una ilusión enorme tras haber ido claramente de más a menos en las filas del actual campeón de Italia.