VALÈNCIA. Se busca rescate, razón: Valencia CF. Es difícil escribir otra vez después de lo vivido en La Cartuja hace apenas unas horas. No es una crítica, todo lo contrario. El Valencia compitió con lo que tenía y levantó un orgullo y sentimiento que no se puede enterrar. La lógica era agarrarse a ganar la Copa y obtener una pequeña inyección económica para coger oxígeno ante la gestión que está atravesando el club en los últimos años.
Sin embargo, esta final de Copa del Rey me otorgó una lección que quizá se me había olvidado. Y es que el Valencia está muy vivo. Podrán anestesiarlo, pero cuando toca morir por su equipo es el primero que pone el corazón para liderar una resurrección. Lo de que la afición del Valencia es exigente... si era así es cosa del pasado, porque ahora es muy paciente y justa. Y se vio el pasado sábado.
El Valencia está en la UVI financieramente, no nos engañemos. Es un club histórico con una serie de problemas que la masa social no puede solucionar por errores del pasado. Una afición que no salvó al Valencia de la quiebra, no lo digo yo y sí el presidente del Valencia CF en una Junta de Accionistas. Eso sí, cuando las cosas se ponen feas siempre es Mestalla el que saca las castañas del fuego en el césped. El dinero de Meriton para eso no vale, Anil.
Lo que quiero decir es lo siguiente: el valencianismo está muy vivo. Me explico. Hay una generación bestial que se ha ido gestando en este sufrimiento. Que lo da todo con migajas. Que olvida todas las miserias que rodean al club y se alinean con jugadores y entrenador porque empatizan con el sentimiento de abandono de los que mandan. De hecho, tengo 31 años -haré 32 en junio- y creo que hay una corriente que viene de abajo desde hace años y se está estabilizando. Y lo que percibo es un valencianismo que a poco que le den se lanza en plancha por su equipo. Una pasión que está muy lejos del análisis de la propiedad.
El discurso de ser estable en las cuentas cuando vas debilitando el equipo, cierras las redes sociales a los aficionados, realizas un reparto de entradas un tanto siniestro y llevas tres años sin Europa es una pura ecuación sencilla porque das por sentado que la gente siempre va a estar apoyando al escudo y no a ti. Es un chantaje encubierto y no es justo.
Por eso creo que el Valencia ha entrado en una nueva fase tras la final de Copa. El valencianismo necesita un rescate y no es nada fácil. La situación financiera es muy delicada, pero el sentimiento, la historia, la gente que arrastra y un 'networking' que traspasa todas las fronteras inimaginables deben ser motivos atractivos para marcar diferencias en el fútbol. El Valencia necesita un empujón, la naturaleza de 'grande' ya la tiene.