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Travesía por el desierto

25/04/2021 - 

VALÈNCIA. Hace mucho tiempo que di por amortizado a Javi Gracia. De hecho, nunca me gustó su fichaje. No es una afirmación ventajista. Para nada. Lo escribí en estas mismas páginas cuando se anunció su contratación como nuevo técnico de Mestalla. Los equipos de Javi Gracia nunca me han dicho nada. Siempre me parecieron insulsos. Y que Gracia era un entrenador sobrevalorado. Para muestra de esto que afirmo me viene que ni al pelo este Valencia 20-21. Es un equipo sin identidad. Es un conjunto que después de más de treinta jornadas de Liga sigue en proceso de indefinición. Javi Gracia debió marcharse el día que se presentó en el club para rescindir su contrato. El club tenía que haberlo destituido en ese momento. Sin embargo, y por extraño que parezca, Murthy decidió darle continuidad en el banquillo. Una vez más, y como viene siendo marca de la casa, primó lo económico sobre lo deportivo.

Desde entonces, hemos apechugado con Javi Gracia. Creo que no hay nadie en el Valencia que esté satisfecho con la labor del entrenador. Ni el club, ni la mayoría de la plantilla, ni siquiera la afición, está ahora contenta de cómo están saliendo las cosas. Y eso que Gracia llegó a disfrutar del favor de la grada. El entrenador tuvo entregada a la hinchada el día que cargó contra Meriton. Pero ahí quedó la cosa. Desde entonces, ruina. Escribo estas líneas mucho antes de que se juegue el partido ante el Alavés. Pese a lo que haya sucedido en Mestalla, tanto como si se gana como si se pierde, no creo que ahora sea el momento de destituir al entrenador. No es una contradicción. Lo que sucede es que quedan cinco partidos de Liga, insisto en que no veo al Valencia pasando apuros, y lo más sensato es aguantar con el entrenador hasta el pitido final del colegiado. Si todo es una cuestión económica, como así lo ve Peter Lim, lo lógico sería aguantar con Gracia para no pagarle. Que por fortuna ya nos queda poco.

Llegados a este punto, y convencido de que Javi Gracia no debe continuar en el Valencia, afrontamos ahora la siguiente disyuntiva. ¿A qué entrenador fichamos?. O, formularé la pregunta de otra forma. ¿Qué entrenador con cierto empaque quiere venir al Valencia?. Es cierto que hay una larga lista de técnicos a los que les encantaría sentarse en el banquillo de Mestalla. Pero al Valencia no lo entrena cualquiera. Para dirigir al Valencia es necesaria una trayectoria, una preparación, cierta autoridad futbolística… Por eso me preocupa y mucho el entrenador que vaya a dirigir al equipo la próxima temporada. Porque cualquier técnico que se precie, se llame Pepe Bordalás o Diego Martínez, lo primero que va a hacer es preguntar. ¿Qué proyecto hay? Y creo que no encontrará respuesta.

El verdadero problema del Valencia es la ausencia de un proyecto deportivo definido. Más que la falta de un plan que ejecutar, lo cierto es que para Lim prima lo económico a lo futbolístico. Es decir, el club es un negocio y lo prioritario es ganar dinero. Por este motivo me espero cualquier cosa del futuro entrenador. Creo que, incluso, Lim lo ve como algo secundario. Tan secundario como el hecho de que no resulte primordial contar con una dirección deportiva fuerte en la entidad. Esa ausencia de gente de fútbol, de profesionales de reconocido prestigio, nos penaliza en exceso. Porque las decisiones de peso quedan al albur del capricho de un propietario que ni está ni se le espera, o de un presidente que no está preparado para asumir el mando de una institución centenaria como es el Valencia. O mucho me equivoco o nos esperan años de travesía por el desierto. Cuídense las gargantas para cuando podamos volver a Mestalla.

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