VALÈNCIA. Diez son las caras que ha incorporado el Levante en la actual ventana de transferencias y otros diez los futbolistas que vivieron el drama del no ascenso la temporada pasada y ya no están en la plantilla que dirige Javi Calleja. El Ciutat de València atardeció el pasado sábado con el recuerdo todavía en la retina. Justo dos meses y dos días antes, el sueño del regreso a la élite rompió contra el suelo con aquel penalti de Róber Pier y aquel tanto de Villalibre. Muchos fueron los aficionados, incluso miembros del propio club, los que trataron de contener las imágenes que inconsciente y naturalmente pasaban por la mente levantinista. Pero este Levante ha renovado sus energías.
Vivo está el debate de si la plantilla que, por el momento, ha armado Felipe Miñambres es mejor que la de antaño. Por coste de plantilla, no. A todas luces. El Levante ha pasado de tener la segunda plantilla más cara del campeonato en Segunda División según la valoración de Transfermarkt, a albergar la octava de la tabla. Como es lógico, los recién descendidos -Espanyol, Elche y Valladolid- se sitúan por encima, pero también clubes como Zaragoza, Oviedo o Sporting marcan mejor valoración. El Levante está en 22,6 millones de euros y su futbolista con mayor valor de mercado, siempre en función de las estimaciones del estadístico, es Rubén Vezo: 3,5 millones. Atrás quedan los 15 que llegó a tocar Jorge De Frutos justo antes del descenso de 2021, contando con que Campaña no tiene hoy contrato en vigor.
Sin embargo, la renovación de nombres es, además, mental. Es lo que más valora el staff de Calleja a la hora de dar con el famoso objetivo que, con sumo cuidado, el club trata de endulzar. Aún así, el técnico no pudo más que admitir que, si lo que resta de agosto no mueve demasiado sus piezas -más allá de las salidas en forma de cesión de Blesa y Fabricio, y la resolución del caso de Musonda-, la meta marcada será "luchar por el ascenso". Y es que los nuevos, por rabiante e inocente juventud, o ausencia respecto a la soga del pasado curso, llegan con un lavado de cabeza que permite aflojar la cuerda del gaznate. Al menos, por el momento, a falta de que la eterna temporada en Segunda dicte sentencias.
Precisamente uno de esos nuevos imberbes que han aterrizado en Orriols empezó, en contraposición con el resto de recién llegados, con el pie izquierdo. Es ese, el zurdo, el tobillo que le cazaron a Iván Romero al poco de saltar al terreno de juego para desgracia del chico, su familia presente en la tribuna y el cuerpo técnico. El de La Solana es una de las incorporaciones llamadas a hacer más ruido en el universo granota, sobre todo por su buen final de campaña en el Tenerife y su versatilidad para actuar como punta, por dentro, o cayendo a banda emulando a un posible De Frutos de antaño.
El ex del Sevilla estará mes y medio de baja. Más de lo que, en una primera exploración del doctor todavía en las dependencias del Ciutat, se pudo esperar del grado del esguince por la entrada de Atienza, que no vio ni siquiera la cartulina amarilla. La angustia de los padres de Romero contrastó con el júbilo con el que recibieron su entrada en el rectánculo, en el minuto 61. Entonces, con el nuevo Third Kit del Levante y el '18' de Iván Romero impreso en la espalda, no esperaban acabar aguardando fuera del estadio a la salida del ariete, en muletas, mientras le preguntaban quién podría relevarle al volante.