VALÈNCIA. El histórico restaurante del paseo marítimo de València La Marcelina cambia de propietario. El empresario Antonio Calero adquiere el espacio y evita que acabara en manos de una franquicia de restaurantes temáticos italianos. Así, la historia se repite y el dueño del Marina Beach Club vuelve a salvar un emblemático establecimiento, decano de los restaurantes de la ciudad, como ya hiciera en 2022 con otro clásico como La Pepica, que iba convertirse en una hamburgesería. "València no se podía permitir perder un símbolo de su gastronomía", subraya Calero en declaraciones a este diario.
Ubicado en el Paseo de Neptuno y con más de un siglo de historia, La Marcelina ha sido durante años un símbolo de la tradición culinaria valenciana. Ahora el grupo Marina, propiedad de Calero, revitalizará el restaurante, manteniendo su esencia como arrocería, pero con una carta renovada. Para ello, y con el objetivo de garantizar la excelencia, se suma al proyecto Toni Boix, reconocido chef del restaurante Lavoe, quien se encargará de diseñar la carta y liderar la tutela de las preparaciones. Este movimiento busca recuperar las raíces de la gastronomía valenciana, devolviendo a la ciudad una de sus arrocerías más míticas.
La compraventa se cerró en noviembre y en este momento el local se encuentra en pleno proceso de reforma, con vistas a abrir de nuevo sus puertas el próximo mes abril, detalla el empresario. El plan incluye una renovación integral de las instalaciones, pero con la premisa de respetar la esencia que alguna vez la hizo única: una gran vidriera que conectará nuevamente a La Marcelina con su vecina, La Pepica, tal como lo hacía hace 100 años. Asimismo, se mantendrá el suelo de cerámica Nolla, símbolo del patrimonio valenciano. La operación ha rondado los 10 millones de euros.
"València ha visto el cierre de otros grandes nombres como La Rosa, La Muñeca y La Paz, entre muchos otros, y no podíamos perder otro de nuestro símbolos", subraya. Por ello, defiende que con esta compra su intención es mantener asegurada la continuidad de La Marcelina, al menos por otros 100 años, además de preservar el legado y patrimonio culinario valenciano. "También reforzamos el vínculo emocional de los valencianos con su historia gastronómica", remarca.
Una renovación que llegará en un momento de dinamismo de la oferta hostelera en la ciudad, con nuevas aperturas locales, pero también con una creciente penetración de franquicias internacionales.
Con esta adquisición, el empresario refuerza su presencia en la fachada marítima de València, donde ya cuenta con otros negocios como el Marina Beach Club, Panorama o La Pepica. A ellos se suma su última apertura, La Diva, un espacio que combina la gastronomía con el ocio nocturno.