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Contra el Cáncer Valencia atiende a 1.000 personas con cáncer afectadas por la Dana

Desde la asociación se han realizado 236 traslados de pacientes a hospitales

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VALÈNCIA. La Dana que inundó decenas de municipios de la provincia de Valencia a finales del pasado mes de octubre causó importantes afecciones, con especial gravedad para algunos colectivos. Entre ellos, se encuentran las personas con cáncer, lo que llevó a la Asociación Española Contra el Cáncer en València a establecer un plan de emergencia para atender a las personas que padecen esta enfermedad y a sus familiares. 

Durante estos tres meses posteriores a la catástrofe, la entidad ha atendido en torno a 1.000 personas de la zona Dana que padecen esta enfermedad: 704 pacientes han recibido atención psicooncológica, y cerca de 650 han sido asistidas por los trabajadores sociales de esta entidad. 

La asociación también ha informado que ha dado ayudas económicas a 33 familias, ha realizado 236 traslados de pacientes a hospitales y ha otorgado 27 bonos para compra de productos en Consum. Además, 20 familias han recibido alojamiento y 16 familias, ropa. 

Así lo ha comunicado el presidente de Contra el Cáncer Valencia, Tomás Trenor, en una rueda de prensa celebrada este martes. En este encuentro también ha estado presente el vicepresidente de la asociación, Antonio Llombart, así como Cristina Barrachina, una afectada por la catástrofe que ha contado su testimonio en primera persona.

El papel del voluntariado

Trenor ha defendido el papel que han jugado las personas voluntarias en poder dar toda esta ayuda: "Han sido muy importantes", ha enfatizado. En esta línea, ha comentado que durante los primeros días la entidad pudo llevar medicinas y realizar varias gestiones en la zona damnificada con el apoyo de un club de motoristas. 

Por su parte, Cristina Barrachina, vecina de Picanya que padece un sarcoma gastrointestinal, ha explicado que cuando llegó la Dana no podía acceder a su medicación porque la fuerza del agua había tumbado el frigorífico de su casa lo que impedía el acceso a la cocina, donde se encontraban las pastillas. “La desolación era tanta y el sufrimiento era tan imposible de describir que nuestra principal obsesión era sacar el barro de nuestras casas”, ha explicado. 

No obstante, una semana después de la catástrofe enfermó con una neumonía. Un tiempo en el que se puso en contacto con la asociación, que la ayudó con ropa y enseres y, sobre todo, haciéndose cargo del pago de la hipoteca de la casa donde vivía, que solo mantiene en pie la estructura. Barrachina ha aprovechado su intervención para recordar a los pacientes que la asociación es "una casa abierta a toda la gente que padece cáncer". 

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