Volver a hablar de fútbol

VALÈNCIA. Tras unos días de respiro toca volver a estas páginas de opinión y a coger la rienda del 90 Minuts en Plaza Radio (aunque del todo no hayamos desaparecido). 

La temporada ha arrancado en términos futbolísticos muy distintos a los marcados en las dos últimas temporadas. Pese a que aún es muy pronto para todo, el "aroma" futbolístico que desprende este equipo es muy distinto. 

Que los protagonistas en las conversaciones de la afición sean Mamardashvili, Gayà, Alderete, Soler o Guedes es mucho más alentador que hablar de la ATE, de Lim, de Murthy o de Theo Swee Wei.

Sin duda este Valencia se acerca a aquello que un servidor escribía antes de las vacaciones: "me fío al 100% de Bordalás y al 0% de Meriton".  Porque pese a que los repartidores de carnets de valencianismo de Meritonia estén hinchando el pecho ante este buen comienzo futbolístico y cacareen que eso no es posible, sí se puede ser muy del Valencia y poco o nada de quienes mandan. La realidad es que poco han tenido que ver quienes dirigen en que el equipo sea mejor que la temporada anterior. 

El gran acierto de Murthy es la elección de Bordalás. Eso es tan indiscutible como asegurar que te podría gustar que a los entrenadores los eligiera una estructura técnica inexistente hoy el día en el club. A partir de ahí se han aprovechado las circunstancias que ha dado el mercado. Para las compras, el dinero ingresado por La Liga tras el acuerdo con CVC. Y para las ventas (en este caso, la ausencia de ellas), un mercado retraído que no ha puesto encima de la mesa el dinero que Lim les exigió a sus empleados en Valencia al dar la orden que los traspasos debían de cubrir -como mínimo- la amortización pendiente del jugador a vender. 

Que no es que lo diga yo, es que el propio Murthy lo aseguró en la Junta General de diciembre de 2020: " Tenemos que trazar un plan: vender más jugadores y cerrar la venta de las parcelas. Para los próximos dos años habrá venta adicional de jugadores y coste de plantilla más ajustada a la realidad del club." La idea era vender, pero por el camino han ido sucediendo otro tipo de situaciones que han acabado siendo beneficiosas para el equipo -mejor así, sin duda-.

El resto de lo que han tocado los que mandan sigue igual. El informe de la Generalitat sobre la ATE y la posterior declaración del Ayuntamiento alucinando con que Meriton les eche la culpa del retraso en las obras, habla por si misma. La entregada devoción que emana del club hacia Carlos Soler la ordenan los mismos que el verano pasado le impidieron querdarse con un dorsal que le pertenecía por derecho según los códigos de vestuario. De la bandera que sirvió para justificar la destrucción de un proyecto ganador y ha salido por la puerta de atrás, sin dejar un sólo euro en la caja (Kang In), ni palabra, como si no hubiera existido nunca.

De hecho hay dos temas a la vuelta de la esquina que van a determinar el nivel de los actuales dirigentes. Por un lado, se han recibido -aproximadamente- 80 millones de euros por parte de La Liga para invertir en infraestructuras. El nuevo Mestalla sigue parado y ahora -tal y como han recordados recientemente los políticos- no hay excusa para meterle mano al asunto.

Y por otro, están las renovaciones de Gayà y Soler. Ambos acaban contrato en 2023, quedan tres meses para entrar en su último año y pico de contrato, y para retener a estos dos futbolistas van a tener que hacer inversiones importantes. No va a valer con medias tintas, y las experiencias cercanas con Ferran y Kang In deberían servir como escarmiento. Veremos...

Por eso hay que seguir creyendo en el entrenador y en sus muchachos. Es bueno que el equipo nos saque de la negatividad en la que nos han metido los que mandan, pero nunca hay que olvidar que lo importante -a medio y largo plazo- es la subsistencia del club. Y ahí, los profesionales al mando no son los mismos que sobre el verde, no lo olvidemos. Mientras tanto, hay que ir haciendo camino.