Ya no engañan a nadie

VALÈNCIA. Podría copiar literalmente las dos últimas columnas de opinión que he firmado. O también podría inflar el pecho diciendo que ya les adelanté lo que iba a pasar con Meriton y con el mercado de fichajes. Pero sería presumir de aquello que cantaba Santiago Auserón en Radio Futura allá por la década de los 80 en su "A cara o cruz". Aquello de "nunca se puede saber lo que va a ocurrir mañana salvo que a fin de semana sigue un lunes otra vez". 

Los mercados de fichajes con Meriton son el fin de semana y el cabreo del entrenador de turno, harto de la inacción y las mentiras, es el "lunes otra vez".

A Bordalás se le va poniendo cara de Javi Gracia mientras comprueba como le disparan desde dentro para justificar a los amos a cualquier precio. El "fuego amigo" cada vez que hay que justificar el enésimo ridículo de los peores gestores del fútbol mundial viene acompañado del mismo modus operandi. Desprestigio para quien desnuda las vergüenzas del proyecto y un aumento de la agresividad en los voceros para intetar amedrentar a quienes osen contar lo que está ocurriendo. Lo del club aireando el contenido de las reuniones de trabajo (menos mal que algunos les teníamos manía porque estos no le filtraban nada a nadie) a buen seguro que habrá hecho que Bordalás recuerde aquella vieja frase que acuñó el ex ministro Pío Cabanillas en los tiempos de las luchas intestinas de la UCD "Cuerpo a tierra que vienen los nuestros". A la fuerza ya habrá aprendido el entrenador que entre ciertos empleados del club que le rodean a diario hay sonrisas más falsas que una canción de Milli Vanilli.

Bordalás ha sido abofeteado por la triste realidad que supone Meriton, y ahora está como quien encaja el golpe y además comienza a constatar que al día siguiente se hincha. Comenzó pidiendo refuerzos y lo que se ha encontrado es con que puede salir su jugador más utilizado, que no se atienden sus peticiones y que encima es señalado por intransigente; el pack completo de Meriton.

Nunca entenderé si quienes vienen aquí después de 2019 y la vuelta al desastroso modelo pre Mateu Alemany, son ingenuos o demasiado optimistas, pero el caso que es que con un modus operandi calcado, cada temporada repiten actuación sobre todo de cara al exterior.

Aquí en Valencia ya les conocemos. Los del "dejen trabajar", no engañan a nadie, al menos a nadie que se pueda considerar normal. Ya sabemos lo que han venido a hacer aquí por mucho que se disfracen de rectores de un club de fútbol a los que les preocupa el futuro de la entidad. Ayer se lo recordó hasta Ximo Puig con la pantomima del Nou Mestalla: "No vamos a permitir más chuleos". Y ese "más" viene referido a que ya ha habido algunos. 

No se les debe conceder ni medio atisbo de credibilidad si no van con hechos por delante. No sé cuánto tiempo (el que sea me parecerá mucho) les queda a estos tipos en Valencia, pero el tiempo de su credibilidad se agotó hace ya mucho. Si eres medio normal, estos ya no engañan a nadie.