2023, Mestalla cumple cien años

VALÈNCIA (EFE). El campo de Mestalla, propiedad del Valencia CF y recinto más antiguo de todos los que esta temporada acogen partidos de Primera División, cumple este año su primer siglo de vida, ya que el club lo empezó a utilizar el 20 de mayo de 2023, apenas cuatro años después de la fundación de la entidad, con un encuentro entre el Valencia y el Levante (1-0).

El recinto es menos de un mes más antiguo que el de El Madrigal (17 de junio de 1923), estadio actualmente conocido como La Cerámica y en el que precisamente Villarreal y Valencia se enfrentarán este sábado en partido de Liga.

Durante los primeros cuatro años de vida del actual recinto valencianista, el equipo había disputado sus encuentros en el campo de Algirós, situado a unos quinientos metros del actual Mestalla, pero en enero de 1923, la entidad ya había adquirido un terreno a cambio de 316,439 pesetas (1.900 euros) para construir su nuevo campo.

Ubicado al norte de la ciudad, en una zona que en aquel momento se encontraba alejada del centro urbano, aquel estadio, con mucha madera y poco cemento en sus gradas, contaba con capacidad para 17.000 espectadores.

El campo del Valencia ha sufrido muchos cambios en su fisonomía, hasta acercarse a los 50.000 espectadores, con mejoras antes de la Guerra Civil, una adecuación en 1939, cuando tras la guerra quedó prácticamente asolado, y fases de crecimiento importantes en los años cincuenta con la creación del Gran Mestalla y, superada la riada que no anegó en 1957, con la llegada de la iluminación artificial muy poco después.

Su siguiente gran modificación llegó en 1978, de cara al Mundial de España en 1982, y posteriormente ha habido variaciones en los primeros años de este siglo.

Pese a todo ello, salvo variación mayúscula, Mestalla tiene fecha de caducidad desde 2006, cuando se presentó la maqueta de un nuevo estadio, ubicado en otra zona de Valencia, cuyas obras empezaron en 2007 y están paralizadas por falta de recursos para continuarlas desde 2009.

El futuro del Valencia lejos de su actual hogar todavía no es una realidad a pesar de que inicialmente se llegó a anunciar que el nuevo estadio, del que hoy solo se puede ver el armazón, aspiraría a acoger una final de la Liga de Campeones en 2011, hace ya doce años.

Actualmente y con la llegada del centenario del estadio, ha vuelto a aflorar el sueño de muchos valencianistas que desearían por encima de todo que el club nunca dejara su casa y que se buscara una solución para que no fuera derruido tal y como está previsto en una operación que contempla la venta, fallida hasta ahora en alguna ocasión, de su solar para poder sufragar las obras del nuevo campo, que en la actualidad está a mitad de construir.

Incluso se ha hablado del valor arquitectónico del actual estadio y de que sería muy difícil argumentar en la actualidad que una edificación con cien años de vida pudiera ser derribada.

Con la administración el club sin la mejor de las sintonías para concretar el futuro del nuevo Mestalla, dieciséis años después de la presentación del nuevo estadio, es decir, del fin de Mestalla, nada es completamente definitivo.

El campo, en el que se disputaron partidos del Mundial de 1982 y de los Juegos Olímpicos de Barcelona, 92, se caracteriza por la verticalidad de sus graderíos, la proximidad del público al terreno de juego y por todas las tardes y noches gloriosas de fútbol que se han vivido sobre su césped.

Con seis títulos de Liga, siete de Copa, varios torneos europeos, finales del torneo de Copa y un sinfín de noches épicas, Mestalla ha llegado a sus primeros cien años de vida, como casa de los valencianistas, lugar en el que sus aficionados han visto hechos realidad algunos de sus sueños y se encuentran a la espera de la desaparición del campo salvo que un cambio político y de gestión lo impida, lo que haría muy felices a muchos de los incondicionales del Valencia.