CASTELLÓ. El patrón defensivo del Castellón desde la llegada al banquillo de Juan Carlos Garrido ha transformado los resultados del equipo en esta segunda vuelta, pero ha evidenciado la falta de un plan B cuando los rivales se sitúan por delante en el marcador.
El equipo albinegro centra sus esfuerzos en mantener la portería a cero y esperar el momento propicio para dar el golpe. Si esa ocasión no llega, al menos se lleva un punto. Pero el plan se cae cuando el rival marca primero. En ese contexto, los albinegros se han mostrado poco operantes esta temporada, ya que no han ganado ningún partido cuando han empezado por detrás en el marcador.
Esa falta de argumentos ha sido más notable en la segunda vuelta. Y es que desde la incorporación de Garrido, el Castellón solo ha podido evitar la derrota en una ocasión después de ir a remolque. Fue ante el Tenerife y en un contexto muy favorable, ya que los canarios se habían quedado con un hombre menos por una expulsión en el minuto 27. Esa inferioridad numérica no impidió a los chicharreros adelantarse en el marcador, pocos minutos después. Pero el Castellón empató en los compases iniciales del segundo tiempo, poniendo el definitivo 1-1.
Fuera de ese choque, los albinegros han menguado considerablemente con marcador en contra, lo que se ha podido palpar de forma acentuada en las dos últimas derrotas, frente a Alcorcón y Cartagena. Contra los madrileños, el Castellón fue capaz de reaccionar al primer gol encajado con un tanto a balón parado en la primera parte. Pero el segundo gol alfarero le dejó sin argumentos. Garrido acabó el partido con cuatro delanteros y el Alcorcón no sufrió. El técnico valenciano repitió esa estrategia desesperada ante el Cartagena a raíz del gol de Rubén Castro, pero sin ninguna consecuencia. En ese encuentro, el equipo de la Plana apenas inquietó cuando encajó el gol.
Con cuatro partidos por delante y la permanencia en juego, los albinegros necesitan hallar un plan alternativo en caso de que el rival golpee primero, ya que cada punto que logre arañar en esas circunstancias puede valer su peso en oro en su objetivo de seguir en el fútbol profesional.