ALICANTE. Restan dos semanas para que arranque el curso liguero 2021/22 en Primera División y algo más de un mes para que se cierre el mercado de fichajes de verano, pero este apenas se mueve.
El Elche, que disputará su vigesimotercera campaña en la máxima categoría del fútbol español, solo ha concretado hasta la fecha tres fichajes: el del meta Kiko Casilla y el de los centrales Enzo Roco y Pedro Bigas.
Aunque en el club mantienen la calma y confían en desatascar algunas de las negociaciones que tiene abiertas, la realidad es que mucho tendrán que avanzar estas (y otras) si se desea incorporar dos laterales izquierdos y uno derecho, dos mediocentros y dos delanteros centros (los objetivos que se fijó el Elche cuando se abrió la venta de fichajes el 1 de julio) no ya para el 16 de agosto, el día en el que debutará el equipo de Fran Escribá ante el Athletic, también a 31 de agosto que es cuando se cierra el mercado). Muy consciente de lo anterior, el director deportivo franjiverde, 'Nico' Rodríguez, recordaba días atrás que lo de fichar con la ventana cerrada tampoco se le había dado mal al club en las últimas temporadas.
La economía de los clubes no es muy boyante y, aunque el Elche precisamente es de los saneados, su capacidad económica sigue siendo reducida. Por culpa de lo anterior, por ahora, ni se producen las habituales operaciones en cadena, carambolas que terminan afectando a varios jugadores y clubes, ni tampoco la entidad del Martínez Valero cierra negociaciones bilaterales.
Hasta la fecha, el Elche se ha encontrado con clubes que exigen el pago de una contraprestación económica elevada (para los parámetros económicos que maneja Christian Bragarnik a día de hoy) por los derechos económicos de futbolistas que le interesan (como es el caso del Marsella y el delantero Darío Benedetto, por el que el club francés pide unos 7 millones de euros) o directamente no acceden a negociar, remitiéndose a la cláusula (como ocurre con el Alavés, el lateral Ximo Navarro y sus 20 millones de cláusula de rescisión), pero también tiene el problema de que hay jugadores que pudiendo salir con la carta de libertad, tendrían que renunciar a percibir unos emolumentos en su actual club que el Elche no está dispuesto a mantenerles en el contrato que les firme (es el caso de los delanteros Sergio León e incluso Sergi Guardiola, pese a que el segundo cobra del Real Valladolid por campaña la mitad de los 1,75 millones que tiene el primero garantizados con el Levante).
