VALÈNCIA. Mi siempre querido y admirado maestro Carlos Goñi comenzaba su extraordinario tema Es lo que es, hay lo que hay (1996, de su álbum "Calle Mayor): "Fueron como una habitación de hotel sin pasado, ni futuro" y no se me ocurre una definición mejor para este club que mata día a día la gestión de Meriton y que es lo que queda del Valencia CF.
Sin pasado, dado que para los secuaces del accionista mayoritario, incluido su amado líder, su valoración por la historia de la entidad es igual a cero. Algún día sabremos toda la verdad sobre quién fue el auténtico motor de los actos del Centenario y sobre todo, cuando proyectos empáticos con la sensibilidad del valencianista de a pie se fueron a la basura por capricho y/o desconocimiento del tipo que se sienta en la silla presidencial. Y sin futuro.
Sí, que no les engañen los pocos pero ruidosos paniaguados que les quedan a estos tipos. No hay futuro con Meriton en el Valencia CF; ni hay futuro como entidad, ni cómo equipo. Del hecho de que no hay futuro como entidad ya se han dado cuenta los políticos y -aunque esté oficialmente silente- Bankia. Pero no les voy a dar falsas esperanzas, no veo a Lim vendiendo el club a corto o a medio plazo. Y eso es un problemón porque el tiempo corre en contra del club de Mestalla.
Y como equipo, menos aún. La hoja de ruta la tenemos clara. Por mucho que salgan al extranjero (aquí ya no le venden la moto ni La gaceta del pescador jubilado de Ávila) a hablar de la covid 19 y de su proyecto de cantera, todo es una falsedad. El único proyecto es vender todo lo que se pueda y se tercie y esos huecos rellenarlos con jugadores de las categorías inferiores. No hay más.
No hay un sólo futbolista de los que hayan subido al primer equipo que hayan llegado como consecuencia de culminación del imprescindible periodo de maduración del futbolista. Este no es un proyecto de cantera, es un proyecto de relleno, de parches. Así de duro y así de claro.
Y por eso, este Valencia CF está cada vez más alejado de la élite, por eso cada vez se empequeñece más. Por eso ningún jugador de los jóvenes a los que han echado a los leones este año es culpable de nada. Son más víctimas que culpables, son más producto de una gestión desastrosa que de un proyecto construido sobre la base de la Academia (miren como le va al Mestalla en los últimos años y cuáles son los resultados de la Academia de las últimas temporadas).
Por eso los culpables no son Guillamón, ni Racic, ni Yunus, ni Alex Blanco... ellos son simplemente la consecuencia del desastre sin paliativos que es ahora el club.
El equipo no está para más y se le debería de apoyar (incluido su entrenador) porque van a necesitar todo el refuerzo que no van a encontrar en el club (ya me dirán ustedes quién va a bajar a ese vestuario a dar un mensaje de tranquilidad y refuerzo por parte del club, ¿Anil?).
Así que como en el estribillo de la canción con la que comenzaba este escrito: es lo que es, hay lo que hay, por ahora no dan más.