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Corredor alicantino de ultra distancia en frío  

Joaquín Candel: "Cuando corro soy consciente de que cualquier error puede costarme la vida"

Este atleta alicantino fue el único español capaz de finalizar en febrero la Yukon Arctic Ultra, una de las carreras más peligrosas del mundo, algo que además hizo como sexto. 

9/03/2019 - 

ALICANTE. El corredor alicantino Joaquín Candel asegura que aún no ha encontrado su límite a pesar de haber participado en algunas de las pruebas más duras del mundo. 

El pasado mes de febrero quedó sexto en la carrera Yukon Arctic Ultra que se celebra en una despoblada provincia de Canadá, muy cercana a la frontera con Alaska. Fue, además, el único español que superó esta prueba de larga distancia tras recorrer 700 kilómetros en 13 días, convirtiéndose en el segundo que lo logra en la historia de esta competición que se organiza desde el año 2003. Como es habitual, en esta última edición se afrontó un desafío complicado y solo doce corredores de los 40 que partieron en la salida fueron capaces de cruzar la meta. Los participantes soportaron temperaturas de hasta 40 grados bajo cero y arrastraron un trineo con los enseres de supervivencia de más de 20 kilos. Candel explica que, precisamente, fueron las dificultades extremas las que le motivaron a prepararse para la ultradistancia en frío, eso sí, sin restar importancia al peligro: "Cuando corro soy consciente de que cualquier error puede costarme la vida".                

La aventura de Joaquín Candel, que cuenta con 49 años de edad y hace unos 25 que reside en Las Vegas, comenzó en 2014, cuando aspiraba a prepararse para el famoso ultramaratón del Valle de la Muerte, la carrera Bad Water: "Se celebra en julio, el mes de más calor, se inicia en un punto a 82 metros por debajo del nivel del mar y tras recorrer 272 kilómetros acaba en el punto más alto de Estados Unidos, en la montaña Whitney. Me llamó la atención porque era como realizar varias pruebas en una. Es tan dura que cada año se presentan de 500 a 700 solicitudes de corredores pero solo aceptan a unos 100. La mejor forma de acceder es formando parte del equipo de uno de los atletas y eso hice".               

Candel cuenta que un amigo le aconsejó entonces que participara en una carrera en frío en Minnesota como paso previo para ser admitido en la Bad Water. No necesitaba equipo y, sin embargo, el peligro era superior al que te puedes encontrar en el desierto, con temperaturas entre 30 o 35 grados bajo cero. Me pareció interesante conocer esa experiencia y acepté. Comencé la carrera en unas condiciones terribles, con tormentas de nieve y mentalmente no estaba preparado".

"Mi sueño de correr por el desierto me llevó al hielo"   

El corredor explica las diferencias que encontró frente a otras pruebas que ya había realizado: "Había corrido junto a 50.000 personas en una maratón, con 200 en un triatlón o con 50 en una ultradistancia, pero nunca había avanzado solo arrastrando un trineo. De repente, todo cambió. Sí, me cruzaba con dos o tres personas y poco más. Por lo tanto, tenía que luchar con mi mente. Concentrarme en detalles como cubrirme para evitar que no se me congelara ninguna parte de la piel y qué iba a comer o cómo iba a dormir. En definitiva, mi sueño de correr por el desierto, me llevó al hielo".                

El atleta alicantino trabaja como piloto y cuenta que comenzó a elegir destinos fríos para aclimatarse durante los entrenamientos: "Durante el año siguiente aprendí muchísimo. Hice dos carreras en tres semanas y volvía Minnesota, quedando esta vez en mejor posición. También cumplí con mi sueño inicial de correr en Bad Water".                

En tres ocasiones Joaquín Candel ha realizado carreras en Yukon participando en diferentes pruebas: "Todas son duras y en todas caes mentalmente. Tocas fondo y te dices que no puedes más. En la 666 Yukon Arctic Ultra que hice en 2017 se me congelaron las manos porque se me mojaron las manoplas. Improvisé usando calcetines usados y me encontré en un serio peligro. En Alaska, por ejemplo, me perdí y me descolgué del resto del grupo. Me tocó avanzar solo sabiendo que los demás ya habían llegado 24 horas antes a la meta. Eso fue un desgaste mental".                

"En esos estados (admite Joaquín) la carrera es muy dura. Mi método para sobrellevarlo es darle la vuelta a la situación. Me digo que al menos debo correr unos cuantos kilómetros más, aguantar unas horas más y así, sin darte cuenta, has fulminado los 700 kilómetros".            

La mejor recomendación frente a la adversidad a juicio del corredor es "tener lucidez mental. Cuando las temperaturas bajan más de 30 o 40 grados hay un riesgo importante de agotamiento y padecer alucinaciones. Lo más importante es luchar para no cometer errores. Hay que vencer esos síntomas a la hora de concentrarse en encender un fuego, calentar nieve en un hornillo para obtener agua o montar la tienda de campaña. Te la juegas si cometes un solo error en esas circunstancias".

Equipamiento necesario

Ropa: No se encuentra. Debo escoger entre prendas diseñadas para alpinistas, expediciones o esquiadores.

Comida: Todo se congela. Debo llevar provisiones para unas 40 o 72 horas conmigo. Con frecuencia llevo barritas, galletas, chocolate, salchichas o salchichón. Lo que decida comer debo pegarlo a mi cuerpo unas horas antes para que se descongele.

Enseres: Un hornillo para obtener agua de la nieve o cocinar hirviendo alimentos deshidratados. Cazuelas, combustible, saco de dormir certificado, crampones, una pala, brújula, productos para encender fuego como cerillas sumergibles.

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